miércoles, abril 25, 2007

REIRSE


A veces las lecciones más profundas y sencillas vienen de quién uno menos se lo espera.
Por respeto de quién aprendí esto, no diré qué ni cuando pasó, pero me hizo ver en la realidad, es decir, no solo en la especulación intelectual, en el acto de discernimiento lógico, de inducción o de deducción, algo que sé cierto, pero que pocas veces, lamentablemente, hago.

Y tiene que ver con una actitud en la vida.

No importa cuan mal, cuan enfermo, cuan desanimado, cuan desastroso sea lo que le pase a uno en su vida: siempre puede uno optar por reírse de sí mismo, cuando nada más queda.

Y no como convencimiento a lo largo de un tiempo, como me pasa a mí, sino como actitud, como algo casi automático luego de un momento de susto o de gran dolor.

Porque poniéndose mal por estar mal no arregla nada. Al contrario, hace más difícil sobrellevar el momento, sanar la herida, o que cicatrice.

Y reírse es un remedio, sano y gratis. Y está al alcance de todos. Y nunca acaba. Y no dice uno la risa tonta, el ignorar lo que pasa. No. Es decir que a pesar de todo (y todo puede ser demasiado para muchas personas) uno pone su mejor esfuerzo y se levanta y sigue adelante, y lo hace de forma más sana si es capaz de esbozar una sonrisa ante su destino. Como siempre dice otra persona conocida mía, que también últimamente está viviendo las de Caín, que recuerda la frase de Los Decadentes y repite "tanta alegría seguida me va a hacer mal".

Actitud. Y me falta tanto aún. Tal vez así no pensaría tan profusamente en lo terrible que es la humanidad actual. Y tendría más optimismo.

Actitud. Buen momento para cambiar. Para crecer. Para aprender que lo que pasó no se puede arreglar, y hay que seguir con lo que está, no con lo que pudo haber sido.

Gracias por leerme. Que anden bien

sábado, abril 21, 2007

DIAS DE LLUVIA


Debo confesarlo: me encantan los días de lluvia. Uno se encuentra añorando cosas pasadas, y pensando (hoy mientras venía a trabajar pensaba eso) que esto que estaba mirando, en breves instantes sería pasado, tan sólo recuerdo.

Pero además de eso, en esta ciudad, me hace decir que me encanta Buenos Aires cuando llueve. Obviando cuestiones políticas de las que no quiero hablar en este post. Puede ser porque el aire se vuelve más puro, el smog habitual es como que termina aplastado por el agua, y andar bajo la lluvia a uno le sienta bien.

Con o sin paraguas, aunque de ser posible con algún impermeable encima (tuve una neumonía el año pasado y no es menester enfermarse de vuelta) tiene su belleza este lugar... Algo que ni siquiera depende de ella (tal vez por eso) pero que hace que todo sea distinto, hasta el sonido de los autos, apagado bajo el sonido del agua cayendo en aceras, en el asfalto, en terrazas.

En fin, que repito, me gusta Buenos Aires cuando llueve.



Gracias por leerme y que anden bien :)

viernes, abril 20, 2007

REFLEXIONES OTOÑALES


(como siempre en estos tiempos, esto se trata de muchas ideas juntas. No sé si el texto final será claro, pero espero que al menos se entienda la idea principal)

Y es así a veces. Y sucede.
A lo largo del camino muchas hojas se caen, pero marchitas. Cumplieron su ciclo vital. Y cuando finalizó, simplemente abrazaron la tierra que nutrió a su árbol que fue padre y madre para ellas. Y con su muere dieron calor al árbol, para que muchas hojas siguieran naciendo de ese árbol. Y al secarse, abonaron el suelo haciéndolo más fértil, en un ciclo perenne que asegura que nueva vida surja.
Pero a veces eso no pasa, y otras vidas sin conciencia de otras vidas cortan tallos, arrancan ramas verdes, a veces hasta el mismo árbol, o esterilizan la tierra que era fértil. Y las hojas jamás llegan a marchitarse, sino que mueren en lo mejor de su vida, cuando están fuertes y lozanas, o sin siquiera llegar a esa etapa.

Y esto no tiene remedio y no se puede volver atrás, porque hay actos que ejecutados una vez perduran siempre.
No queda acto más inteligente, más racional, entonces, que evitar todo acto que termine con cualquier forma de vida, no amparándose en que alguien hizo algo y que el otro no es culpable porque él no lo hizo, porque todos somos guardianes de todos. Y lo que alguien hace, de alguna forma nos afecta a todos, quizá no inmediatamente, y quizá ni siquiera a nosotros, pero sí a alguien que queremos, por ejemplo, a padres, hermanos, hijos, amigos, conocidos, compañeros.

Esto es un simple y tal vez estúpido ejemplo. Pero quiero significar algo más. Tal vez no nos demos cuenta, pero este mundo vive en una barbarie (y no de ahora sino como un proceso de degradación constante que viene hace tiempo, que nadie previó o quiso prever, que pocos hoy, sobre todo con voz y voto para hacer algo, quieren ver y denunciar lo que ven), en cualquier lugar del planeta, o lo que es lo mismo, en la esquina de nuestra casa o dentro de ella, aquí mismo.
Asume distintas formas, pero es siempre lo mismo. Algo que no debería pasar pasa, y siempre para alguien es tarde para hacer algo. Aunque usualmente ese “tarde” se repite con una asiduidad que no debería ser tal, sino salvo por accidentes o por imprevistos, catástrofes naturales no impulsadas o magnificadas por la acción humana.

Como por ejemplo, desde los noticieros, y desde la mentalidad de parte de quienes miramos esos programas, no importarles tanto en un desastre las “pérdidas económicas” como las pérdidas de vidas humanas, de cómo continuarán sus vidas quienes poco tenían y ni ese poco tienen ahora.

O que le den tanta cobertura a los muertos en Irak, pero NUNCA digan nada de quiénes se mueren de hambre en África o en nuestro país. O por no tener una atención médica adecuada. Todo porque al público no le interesan esas noticias.

O asesinatos.


O asesinos ensalzados (sean militares o guerrilleros, gobernantes o meros civiles), hasta ocupando puestos en el gobierno de turno.

O ejercer violencia para pedir por la muerte de los asesinos, o por reclamar justicia imparcial para los mismos (¿y en qué se diferencian unos de otros, entonces?).

Y así dejamos que todo pase. Y nos decimos que con dar ropa, alimentos o dinero cuando hay inundaciones hacemos todo lo que podemos. O poniéndonos la camiseta del Che Guevara. O estando subscriptos a Amnesty. O reclamando Justicia Infinita.

Y así vamos. Así nos va. Y ninguno de entre nosotros (o pocos, porque siempre hay honrosas excepciones) pone el cuerpo para ayudar con algo más que nos signifique dejar la comodidad de nuestra casa. Claro, hasta que la inundación llegue a nosotros. Y entonces dejaremos todo a la fuerza.

Y contradiciendo aquellas sabias palabras de Pete Townsend, nosotros sí pedimos sangre para redimir injusticias. Y si no lo pedimos, con nuestra apatía (aunque en lo más sincero nuestro creamos que no) lo permitimos.
Y mientras tanto (uf) todo sigue igual, porque no recapacitamos, entramos en la rueda, trituramos sueños ajenos y propios.
Y nos embelesamos de nuestro egoísmo.
Y no pensamos ni queremos pensar en que el mundo que tendrán nuestros hijos será, a este paso y sin esforzarnos mucho más, peor que el actual.



Pero todo, lo bueno y lo malo, tiene un final. Y cuando ninguno de nosotros quede (porque la humanidad es un organismo, y un organismo que se ataca a sí mismo, llega un momento en que no puede defenderse de lo que pasa en su interior) no será un castigo para los seres humanos, sino una muestra de que se cosecha lo que siembra (odio, ambición, falta de compromiso, mezquindad), y de que si uno se construye todos los días su propio futuro, el nuestro en su conjunto, no es para nada alentador.

Y seguirá gente muriendo en guerras por intereses económicos, políticos y religiosos.
Seguirá gente muriendo de hambre porque ninguna de las naciones que tienen suficientes ingresos anuales para sanar la hambruna del planeta hará nada.
Seguirán gente muriendo en inundaciones y tsunamis por las acciones humanas que contribuyen al cambio climático.
Seguirá gente muriendo de enfermedades que una simple vacuna o medicación podría curar.

Y no habrá que esperar mucho, si miramos con atención.
Porque a nuestro lado también hay gente que muere de hambre porque lo perdió todo, gente que duerme en las veredas porque para la familia, el padre y/o la madre eran una carga y váyanse y que Dios los ayude si puede.
Porque hay chicas que se dedican a la prostitución porque no pudieron acceder a una educación o no tienen otra forma de obtener dinero para comer y vestirse.
Porque hay bebés que padecen hambre y enfermedades porque sus padres son mantenidos en la ignorancia por sus líderes políticos y religiosos (y diciendo esto, hablo específicamente de los sacerdotes católicos) que no enseñan que un hijo, cuando no tienen nada para vivir ellos solos, menos lo harán con un ser tan frágil y necesitado de cuidados.

¿Se entiende? Miremos para donde miremos, todo está corrompido. Sólo cambiando nuestro corazón, como dice el Evangelio, podremos cambiar las cosas. Pero empezando de una vez.
Siendo solidarios. Comprometiéndonos en practicar la justicia. Aceptando los errores cometidos. Perdonándonos los errores mutuamente y tratando entre todos de solucionar las consecuencias derivadas de esos actos. No echarnos culpas estériles porque los deseos de venganza que no alimentan la justicia no ayudan en nada.

¿Será tarde? No lo creo. Es en lo único que tengo esperanza, que antes que siga todo así, entendamos que vamos mal, y que con tropiezos primero, a pasos más firmes después, seamos personas más justas y comprensivas, donde el respeto sea lo que prime entre todos, y donde nunca un interés material esté por encima del respeto debido a los demás.

sábado, abril 14, 2007

EN UN MOMENTO DE DESCANSO EN EL TRABAJO


Palabras ecos habitaciones vacías sin nombre nada dicen llamadas que preguntan esta no sé me fijo y sí soy yo y por favor no

Ufffff

Un joven pregunta con una joven que pregunta y se responden entre sí y miradas sin saber mientras se mira a través del vidrio y se entiende que lo que no se imaginó es porque se supo pero el teléfono devuelve alegría y no...

Ya es sueño
Imagen
Algo que no es
nunca más
no palabras
no sonrisas
no miradas

Temblor en el cuerpo y en el alma porque podría ser pero no

¿y qué hacer?

Seguir. Caminar. Avanzar. Sonreír pese a todo, a tanta lágrima en los ojos y tanto amargo en la boca, tanta impotencia en el espíritu y flojez en la piernas.

lunes, abril 09, 2007

RESURRECCIÓN


(Ideas personales sobre estos tiempos... En nada reflejan opiniones de la Iglesia ni de teólogos ni sacerdotes ni de otros cultos cristianos... Es mi mirada sobre la Pascua de Resurección)

Y a la nada y a la sinrazón de la Cruz, le sigue esto... Ser nuevo y ser el mismo... Plenificarse, ser quién estamos destinados a ser.

Y para los discípulos, para quienes creemos, nuestra fe no tendría sentido sin la Resurrección de Jesús. Como dice San Pablo, "si Cristo no resucitó de entre los muertos, vana es nuestra fe".
Y creer es aceptar esto:
Aceptar la esperanza de un nuevo amanecer.
De que seremos perdonados de nuestras innumerables caídas.
De que para ser perdonados, debemos aprender a perdonar.
Y no podemos aprender a perdonar, si no sentimos, si no ponemos nuestra fe, nuestra voluntad y nuestra inteligencia en ver que no podemos conocer a Dios si no es por el perdón que él obró en principio por nosotros.

Y yo lo entiendo así, es decir. Y también mi rabia y mi bronca viene por esto.
Por sentir que Dios me quiere demasiado y me pide algo simple, tratar a los demás con la misma misericordia con que él me trata.
Y aunque lo intento, y aunque a veces lo logro... siempre en algún momento me salta la ficha... y la verdad es que me jode, porque eso quiere decir que aunque he muerto con Él, aún no nací con Él.

Pero Él sí y me espera. Y con los brazos abiertos. Y así con todos y cada uno.

Y nos dice que en el fondo, Él entiende nuestras limitaciones, y no por haber sido uno de nosotros, porque eso sería limitar el conocimiento ilimitado de Dios sobre la realidad de algo que Él mismo creó.
Nos entiende porque nos ama.
Nos perdona porque nos ama.
Sigue a nuestro lado porque nos ama.

Nadie que haya amado alguna vez realmente a alguien (a alguien que no es de su familia, digo, o sea, excluyo el amor a padres, hermanos, hijos, parientes y, diría, hasta amigos de la infancia, aquellos que son como hermanos para nosotros) es ajeno a esto.
Y se puede uno dar cuenta con esas personas que conocimos ya de más grandes y que hemos decidido quererlas de grande.
Porque como dice una amiga mía, implica un sacrificio que uno de otra manera no se da cuenta.
Que amar es aceptar al otro como es.
Y aceptarlo quiere decir: tenerle paciencia en las cosas que normalmente no se las tendríamos a otros.
Y confiar en que si su cariño y su afecto son sinceros, no es sincero cuando hace o dice cosas que nos hieren.
Y a veces refrenarse antes de mandar a esa persona que se quiere a pasear porque, si esa persona siempre opta por no contar qué le pasa, saber encontrar el momento de poder conocer su verdad.
Y se puede decir que es también aprender a conocerlo, saber rastrearle en sus silencios y en sus palabrerías.
Y alentarlo.
Y estar siempre atentos a acompañarlo, aunque nos llame a las 3 de la mañana porque se siente destrozado.

Esto que hace uno con un amigo (excluyo el enamoramiento o el amor de pareja porque, sobre todo en edades más jóvenes, cuando se va el entusiasmo de aquello que a uno le llamó la atención del otro puede llegar a pasar -como leí el otro día en una cita a alguien cuyo nombre no recuerdo- que lo que nos hacía amarle hoy nos hace odiarle), Dios obra con nosotros.
Y si descubrimos esto, y como siempre Jesús nos dice que lo Él obra en nosotros nosotros debemos hacerlo con los demás, es decir, si vemos que Dios nos ama y nos tiene paciencia como uno se la tiene a un amigo de verdad, de la misma manera debemos obrar con el otro.

Porque el cristiano no viene a castigar, sino a salvar.
Viene a tratar de que el peor criminal no se condene en el infierno sino que se salve.
Y es obvio que la mayoría no entienda esto. Porque esto no es propio de una sabiduría humana, sino de una sabiduría que está más allá de la ley y la justicia humana, por más perfectas que ellas fueran.
Pero Jesús lo dice todo el tiempo: misericordia quiero, y no sacrificios. Perdónalos, porque no saben lo que hacen. No tengas en cuenta sus pecados, sino su fe.

Y como dice Chesterton, si uno se dice cristiano se acerca con un palo a un pecador para pegarle, sino para, por ahí, ofrecerle la última ayuda, el último sostén para que ese hombre no se hunda en el Abismo.

Y si Jesús resucita, por lo menos para mí, nos está diciendo eso:
Que aunque nuestros ideales de justicia y paz parecen destinados al fracaso en este mundo, al final triunfarán.
Que cuando la violencia y la fuerza y el odio y la guerra pasen, lo único que podrá levantar a la humanidad de entre las ruinas es el amor que podamos dar.

Y a esto también remite la resurrección... A que el amor no muere, a que el amor persiste. Y que aunque sea imperfectamente, si en un brevísimo instante el amor de Dios nos inundó, sabemos que amar es la única verdad en esta vida, lo único por lo que vale la pena vivir y morir.

"Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un címbalo que retiñe. Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada. Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.
El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá; porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías limitadas... Ahora vemos como en un espejo, confusamente; después conoceré tal como Dios me conoce a mí. En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande de todas es el amor."

1 Corintios, capítulo 13, versículos 1-9, 12c-13.

viernes, abril 06, 2007

FELICES PASCUAS


Sinceramente... ¡¡MUY FELICES PASCUAS A TODOS!!

Desgraciadamente, esta alegría no va a ser completa en muchas familias, porque siendo pobres no tienen dinero para hacer que en sus familias estas fiestas se vivan como verdaderas fiestas.

Porque hay mucha gente que padece estos días muchas más necesidades a causa de las inundaciones que se suceden, a consecuencia del cambio climático, de las deforestaciones a que se someten al bosque chaqueño (tanto en nuestro territorio como en Paraguay y Bolivia).

Y rompiendo uno de esos códigos medio tontos que tiene uno, pero que se basan en unas simples palabras de Jesús ("... cuando des limosna, no lo vayas predicando delante de ti, como hacen los hipócritas en las calles y en las sinagogas..." -hoy agregaríamos en los diarios, en la TV y las radios, en páginas de internet y cosas así ;)), pero enterándome de que en este año no se ha dado tanta ayuda como otros años para nuestros hermanos necesitados, dejo un par de direcciones de internet donde entrar si uno quiere colaborar con lo que pueda y tenga para aquellos que están viviendo las de Caín. Y de invitar a otros ha hacerlo con nuestro ejemplo, sin alardes ni muestras de cuan solidarios somos, porque como también dice Jesús, "quién busca el reconocimiento de los hombres, tiene allí su recompensa".

http://www.redsolidaria.org.ar

http://www.caritas.org.ar/

Caritas también tiene una cuenta bancaria destinada a donaciones para las personas que padecen las inundaciones en el Litoral, que pueden encontrarla en esta nota.

Por lo demás, repito... FELICES PASCUAS PARA TODOS.

Y tratemos, creamos o no, de hacer un mundo mejor para todos, como decía San Pablo, viviendo en caridad y perdonándonos mutuamente nuestros pecados. Porque una sociedad con rencores, como les gusta que vivamos a quienes revisten los cargos políticos de nuestro país, es una sociedad sin futuro.

Saludos, cuidense mucho, y que anden bien. Gracias por leerme.

CUARESMA III Y FINAL


Nosotros, es claro, hacemos uso y abuso de nuestra libertad, y obramos como el hijo pródigo, que un día se aburre de su padre y se va de la casa, no sin antes cobrar su parte de la herencia, y malgasta todo su dinero entre comilonas y prostitutas, y cuando no le queda nada y por primera vez tiene que ganarse la vida, se da cuenta que las cosas no son muy sencillas y decide volver a su padre porque con él vivía bien.

Y lo de la Cruz es un destino que tenemos que tenerlo presente cuando decidimos romper con el pecado en el que nos sentimos tan cómodos viviendo, porque si no estamos serenos de espíritu, si no confiamos verdaderamente en Él, es posible que las circunstancias nos avasallen.
Sobre todo cuando, como digo, todo lo que soñamos y por lo que peleamos, se derrumba como un castillo de naipes.
Y ahí es cuando uno debe pensar cómo se sintió Jesús cuando vio como sus discípulos (nosotros) le abandonaban cuando las cosas se ponían feas (cuando nuestra fe en Él nos pone exigencias que no siempre estamos dispuestos a acatar), cuando lo negaban (cuando callamos nuestra fe ante otros que no piensan como nosotros o no creen o sus creencias no son las nuestras), o cuando estaba solo frente a los distintos jueces y veía que todo conducía a su inevitable muerte, a un destino que Él no se sentía seguro de asumir (volvemos al tema de las exigencias, como la que pone Jesús al joven rico para que deje toda su riqueza y le siga, porque los mandamientos los había cumplido completamente desde chico, y no puede desprenderse de sus bienes materiales... Cómo pasa seguido eso), pero que poniendo su confianza y su amor en su Padre, se entrega a Él, para así entregarse por completo a los hombres, a quienes a pesar de nuestras indignidades y flaquezas, somos hermanos suyos en su humanidad.

Y vuelvo a lo del principio... No importa cuán noble o desinteresando o ganas o voluntad o tiempo le hayamos puesto a nuestra empresa... Siempre para el cristiano está latente la posibilidad de que TODO termine en la Cruz, rodeados y confundidos con los malhechores, destinados a ser sepultados en una fosa común con ellos (como marcaba la ley judía).

Y esto puede asumir distintas formas, y son, creo, nuestros estigmas, lo poco que podemos tener de común con él: el aceptar las cosas como son, y pese a eso, pese a que todo puede venirse abajo, seguir adelante, seguir peleando hasta el final.

Aunque caminos de muerte y desolación se abran frente nuestro, y querramos volver atrás. ¡Nunca! Porque no peleamos por nosotros mismos, sino por algo superior a nosotros que no es Dios, sino la suerte de nuestros hermanos: el compartir el último gesto de Jesús, el volvernos la víctima propiciatoria por los pecados nuestros y de los demás, de nuestros amigos y nuestros enemigos, el para que otros tengan vida. No olvidemos que el último gesto de Jesús frente a quienes vienen a llevárselo en el Huerto de Getsemaní es entregarse y pedir porque no se arresten también a sus discípulos (ver Juan 18, 8-9).

Porque incluso quienes hacemos el mal podemos decir palabras proféticas como las que dio el Sumo Sacerdote Caifás: “Es preferible que un solo hombre muera por el pueblo” (ver Juan, 18, 14).

E incluso sin querer, de un modo misterioso y oculto, podemos estar cumpliendo con la Voluntad de Dios. Lo cual de ninguna manera nos redime de las malas decisiones que tomamos conscientemente: las de crucificar a un inocente, para salvaguardar esa riqueza a la que atamos nuestro corazón, sean riquezas verdaderas o nuestro orgullo o nuestro buen nombre o poder.


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Se acabó la perorata por esta vez, que ya escribí demasiado ;).

Saludos Pascuales, en el siguiente Post.

CUARESMA II


Al resto de los seres humanos que creemos en Él, que estamos demasiado cerrados a Él por temor, que le amamos pero con un amor viciado, por cobardía, por comodidad, por ser nuestra fe puramente racional (“Este universo es imposible que se haya creado solo, por tanto, debe haber una Voluntad Organizadora, un Ser Racional que le ha dado un Orden y un Propósito al Caos, un Ser Superior, y éste Ser debe ser Dios”), necesitamos entender, mitigar de alguna manera la angustia de que mucho o todo de cuanto soñamos no se cumple, porque nuestro amor no alcanza para que ese sentimiento nos consuele.
Y no hablo de cosas materiales en esto de sueños o anhelos (no en mi caso, es decir, que las cosas que me movilizan son otras) sino aquello que cierta candidata presidencial “tomo prestado” de algún documento de la CEA, de construir una patria de hermanos. De sentir angustia y dolor y remordimiento por las cosas que no suceden, ni se concretan. Como les pasa a muchos, tratar de ser mejores cristianos obliga a mirarse y a cuestionarse, y a ver que uno no contribuye demasiado con la realización de sus mismos sueños. Porque uno es demasiado falible, demasiado poco confiable, demasiado poco imbuido en el espíritu de Cristo.

Pero es en la Cruz, en el Viernes Santo donde hallamos una respuesta cabal a cualquier recriminación o lamento que podamos tener por los errores cometidos. Y no hablo tanto de los ajenos, sino de los nuestros.

No hubo persona con mayor compromiso ni preclaridad que Jesús, un hombre verdaderamente de paz, un hombre que caminó predicando y viviendo en amor, con notable coherencia, tanto que fueran hombres que tenían mucho, hasta hombres que tenían muy poco, todo lo dejaron para seguirle o por amarle al escuchar sus palabras y verle vivir.

Y los sueños de Jesús, los esfuerzos de Jesús, terminaron en la Cruz.
Solo, humillado, condenado por mentiras pero previamente señalado por verdades como cuestionar tanto el poder político como el poder religioso de su tierra, y sobre todo de la mezcla de ambos, del poder temporal de quienes debían ser custodios de la fe, que vendían la fe por dinero o posesiones o influencias, y habían mancillado al Templo de Jerusalén (cualquier parecido con lo que sucede puertas adentro en el Vaticano no es casualidad).
Y que cuando lo apresaron, todo el juicio de Jesús es un circo, porque no importaban las pruebas que se presentaran a favor suyo, Él debía morir y eso fue decidido de antemano.

Estas palabras de Él contra quienes mancillaban ese templo material, nos cuestiona hoy en las continuas mancillaciones que sometemos a nuestra persona, o a otras personas. Porque ahora sabemos que el templo suyo somos nosotros.
Esto es, ¿acaso no contribuimos con el mal cuando ponemos nuestra voluntad, nuestra inteligencia, lejos de Él? Y ponerlo lejos de Él es algo simple. Es no amar a los demás ni a nosotros mismos. Es no respetar a los demás ni a nosotros mismos. Es, básicamente, vivir como viven todos: justificándonos diciendo “todos metemos la pata”, “la otra persona me provocó y yo reaccioné como hubiera hecho cualquiera”, “yo lo hice pero vos no sos ningún santo”, etc.

Y vivir como Él vivió implica ir más allá de una vida normal. “Si ustedes aman a quiénes les aman, ¿qué gracia tiene? Eso también lo hacen los paganos. Ustedes, en cambio, amen a quienes les odian” (confrontar con Mateo 5, 43-37).

sigue...

CUARESMA I


Dice la Iglesia que este es un tiempo de reflexión y de preparación para la Pascua. En un ejercicio que no suelo hacer, me puse a pasar en papel las cosas que fui pensando estas semanas. Y como a veces pasan cosas que uno ni espera ni desea (y elevándolo a cosas aún mayores, esto es, de algo pequeño y propio, deducir otras cosas que, cree uno, pueden aplicarse a cosas más profundas) dice uno lo siguiente.

Sepan disculpar las incoherencias del texto. Como dije, son cosas escritas en papel a lo largo de unos días, mientras estudiaba unas materias que aún ahora sigo estudiando. Y no siempre conseguía mantener el hilo del razonamiento.

(Igual, seguro meteré mano y empezaré a darle forma mientras paso el texto a digital... Uno ya no pierde sus mañas, je)


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Una de las primeras cosas que estoy reflexionando en estos meses, son sobre aquellas cosas que uno espera, tanto de uno como de la humanidad (representada en la gente con la que uno se relaciona, o conoce, o influye en algo más que un círculo íntimo y/o privado, como serían los dos grupos anteriores) .

Y me decía (porque como todo geminiano entablo conversaciones con mi otro yo :D) que debemos estar abiertos a que Dios quiera, permita y/o haga fracasar nuestros proyectos, nuestros más desinteresados anhelos, nuestras acciones más nobles. Y en dos niveles, si se quiere.

Si creemos que Dios nos ama (para liberarnos, alejarnos de la abstracción “Dios es amor”, que dice todo y nada si no creo, si no siento de una manera aunque sea intelectual que ese Amor está dirigido hacia mí y de forma individual) debemos confiar en Él como en toda persona a quién amamos, confiar en que lo que nos pasa no es ni por odio ni por desprecio hacia nosotros, o porque desea nuestro anonadamiento (y obvio cuestiones como que siempre, en todas nuestras acciones, aún las más puras, el pecado está presente; no en vano Jesús nos dice que somos malos.
Pero, agrega en palabras siguientes, eso dentro nuestro, eso roto y corrupto dentro nuestro, no impide que podamos hacer cosas buenas por nuestros hijos (ver Mateo 7,11, al que le interese la lectura de la Biblia).

Esto, para mí, enlaza con el otro nivel: sólo Dios sabe las consecuencias de nuestros actos, la hilación completa de los hechos históricos (que para él son solo uno en un instante que no es de tiempo, y que no podemos ni prefigurar porque al ser seres limitados, no podemos siquiera prever cómo será algo que no tenga ni tiempo ni espacio -que como dicen los físicos, no pueden existir el uno sin el otro-).
Y sólo Dios sabe de qué hecho que hagamos sacará algo bueno. Y nosotros, mientras tanto, vemos que se derrumban las cosas en las que pusimos tantas fuerzas, ganas, tiempo que no se tiene. Y nos desalentamos y tenemos ganas de renunciar a todo.
Y Jesús, con serenidad, nos dice: “No anden, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos? Que por todas esas cosas se afanan los paganos; pues ya sabe su Padre celestial que tienen necesidad de todo eso. Busquen primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se les darán por añadidura. Así que no se preocupen del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal”.

Con respecto al primer punto, puedo señalar algo que cualquiera que haya amado y se haya sentido amado sabe. Tomando a Dios como un ente real, en el que se cree y se tiene fe, digo que cuando se ama y uno se siente amado, tocado, en continua conversión por el amor de Dios, no racionaliza esto: lo vive.

sigue...