lunes, abril 22, 2013

Un sueño

Hoy soñé con mi hija cuando era chica, más o menos de siete u ocho años.

Veníamos tomados de la mano, como siempre, caminando, ella con su clásico osito agarrado de frente y su mochila rosa con el escudo de River Plate por la espalda. Hablábamos de cosas banales, como siempre, y reíamos de tonterías. Estábamos en el aeropuerto, dado que ella tenía que ver a su madre y como no soporta verme, acordamos que el trayecto donde la dejaría sería el piso inmediatamente inferior en el que ella se encontraba. Mi hija sabía eso, y ella misma me recordaba que no subiera con ella porque "mamá se enojaría con vos".

Abracé a esa personita tan especial, tan fantástica y maravillosa, y la vi irse por la escalera mecánica, donde en el otro extremo percibí la cabellera rubia de su madre. Mi niña me sonrió y miró para adelante, mientras yo vigilaba que nada pasara ni nadie se le acercara.

Al final volví solo por el amplio hall del aeropuerto. Una tristeza grande de preguntarme por qué ella no podía estar más tiempo conmigo si era mi vida, el centro de mis esfuerzos, la esperanza por la que continuaba adelante. Injustas leyes, injustas las relaciones que no nacieron bien.

Ahí me desperté. Me levanto y miro una foto en mi cámara de cómo está ella ahora y me digo que en esencia es la misma enana de siempre, aunque ya va a la universidad y piensa en mudarse con el novio. Pienso que falta bastante para verla nuevamente y no dejo de sentir ese mismo tipo de tristeza que sentí en el sueño, y no deja la misma de embargarme durante todo el día.