miércoles, agosto 28, 2013

TOZUDEZ, ESTUPIDEZ, IGNORANCIA Y SABIDURIA

A veces siento que, siendo parte del kirchnerismo, me sucede como con mis primeros tiempos en la Iglesia Católica (aunque todos los procesos políticos son efímeros al lado de una religión, y sus intereses más acotados, si bien más cercanos a los hombres de su tiempo, cosa que a veces le falta a la religión, pero ese tema no lo tocaré hoy).

La persona que más quiero, por ejemplo, fue kirchnerista antes que yo. Y aunque pudiera parecer lógico, que uno por afecto siguiera el camino de la persona que más amo en este mundo junto a mis padres (porque los querré distinto pero la familia es la familia, tanto los predecesores como los continuadores de uno), pero no, mi camino fue de convencimiento lento, pero convencimiento.

Eso sí, las críticas que tuve en su momento, las sigo teniendo. No hay en ello diferencias, lo cual tampoco es bueno para el gobierno, porque implica que no cambió demasiado en las cosas malas, y de las buenas hizo como una excesiva defensa y estandarte de ello, pero si lo más relevante y que afectó a buena parte de la población, que levantás como bandera, fue algo de hace tres años, quiere decir que, o no hiciste nada en estos años, o te mandaste muchas cagadas en lo que vino después, o te dormiste en los laureles.

Como alguna vez se lo escuché a Alfredo Zaiat, que expresó correctamente algo que yo siempre (y varios compañeros kirchneristas más con los que compartimos militancia) es que el Gobierno Nacional corre atrás de los acontecimientos. Es decir, eso no sucedía con Néstor. Néstor hacía las cosas y luego hablaba de ellas, mientras que Cristina, muchas veces, se la pasa alabándose y casi pidiendo que le pongan un reflector mientras camina por ahí, en lugar de pensar que se la puso ahí, que el pueblo la eligió a ella, precisamente para que haga lo que está haciendo, que piense en los más necesitados, que el dinero se reparta más entre la clase trabajadora.

Hay cosas que no dependen de ella, como que los ricos paguen lo que tienen que pagar en virtud de sus extraordinarias ganancias. Como alguna vez dije, hace casi ocho años, la que fue llamada, no me acuerdo si por Néstor o Cristina, "la Corte Ejemplar", hoy muestra lo que en su momento hice notar, que es un conglomerado de tipos de una cierta clase social, que ostentan su clase social a todos los rincones de su existencia, y están en ese lugar para hacer favores entre pares, es decir, fallar a favor de los intereses concentrados, de las mafias judiciales y policiales (como el caso Carreras, donde bien podría haber anulado la sentencia y pedir un nuevo juicio, si ameritaba, o declarar lisa y llanamente -era lo que yo esperaba- la inocencia de Carreras) y de los amigos politicos y de clase alta. O de los amigos políticos de clase alta, para qué negar la pertenencia de unos en otros.

Pero sí depende de ella, el pensar que los trabajadores laburan para subsistir (cosa que a ella jamás le pasará, dado que gracias a negocios especulativos, hicieron junto a su marido una fortuna inmoral, como todos los que tienen fortunas mientras en el país existen personas que se mueren de hambre; y conste que hablo de que la fortuna es inmoral, no que es ilegal. Lo repudiable desde la ética no es algo necesariamente condenado en el código penal; de ser así, hay un 10% del país que debería estar preso, por poseer muchísimo dinero y no invertirlo en nada que beneficie a nadie más que a ellos mismos).

Mi adherencia total al gobierno, como en su momento lo dije y quedó medianamente reflejado aquí, fue con la crisis del campo (con los dueños de los campos, mejor dicho). Porque ahí intentó algo distinto, algo que nadie había hecho, intentar lograr que los que más guita tienen, más paguen. Es obvio que perdió, pero también mediante eso se llevó el amor del pueblo más desprotegido.

Ahí, también, se notó algo que alguna vez dije en este blog, y que cito más arriba: el Gobierno tiene una clara tendencia a correr atrás de los acontecimientos. Con la crisis, se dio cuenta que le dio demasiado poder a Clarín, e intentó quitárselo. Un amigo se volvió enemigo. De ahí surgió la Ley de Medios. Y no sería el primero. Eso, también, es por aliarse a personas de historia turbia, o con una ética cuestionable. Hugo Moyano, De Mendiguren, Massa, Stolbizer, Duhalde, Victoria Donda... Todas gente que tienen otros intereses por delante de quienes dicen representar, o de quienes hablan. A veces ellos, su ego, su ansia de poder, hacer favores a amigos poderosos, pero no del "pueblo" a quienes tanto invocan y al que tanto desprecia (como cuando una vez le hicieron notar a Hugo Moyano que la gente no lo quería y respondió que lo que opinaba la gente le importaba poco -para qué reproducir epítetos).

Con esa misma lógica se dio cuenta que algo andaba mal con los trenes, y sacó a Schiavi, investigó las concesiones, etc. Yo no tomo nunca el Sarmiento, salvo por razones personales o trabajo. Siempre dije que ese tren es una mierda. Siempre me pregunté (y hasta lo dije en un blog amigo hace tiempo) que me daba miedo ver a los boludos que se metían en las cabinas vacías de los trenes porque si había un accidente, de ahí no salían vivos. Pero el estado de los trenes, de las vías... ¿nadie se avivó? ¿No leen las denuncias? ¿Viven en un tupper los ministros de Transporte? ¿O les chupa un huevo lo que le pase a la clase trabajadora? Y aquí también, todo se movió gracias a la tragedia que padecieron cincuenta y un personas y sus familias. ¿Era necesario llegar a eso?

Con el dólar, ¿no es lo mismo? ¿Vivieron los grandes especuladores (empresarios, financieros, políticos, periodistas) sacando guita del país durante una década, pero recién se alarman cuando los niveles de reserva se movieron demasiado hacia abajo? ¿No podrían haber implementado esos controles antes?

Como digo, en el Gobierno se la pasan reaccionando ante los acontecimientos. Nada de políticas proactivas.

En eso yo explico parte de esta votación reciente en las PASO (aunque creo que en las elecciones de octubre al Gobierno Nacional le irá mejor de lo que ellos mismos creen; espero que eso no sea motivo de que la Presidenta se ensoberbezca como en el 2011 y crea que es Dios -y menos con total irrespeto para quiénes creemos en Dios y en Jesucristo como su Hijo Único Salvador del Mundo, que equipare a Néstor, un mortal que hizo mucho por los más necesitados pero también alguien de pasado oscuro, con el Mesías llamándole "él").

Aunque pensándolo bien, a mucha gente pobre como yo, esto le molestó. Néstor es Néstor, no "él". O "Él". No fue un santo. Fue un tipo que en un determinado momento de la historia tiró para el lado para el cual el 90% de los gobernantes argentinos nunca tiró, que fue para el lado de los postergados. Pero ponerlo de motu propio en una estampita no va. Y eso también se lo hicieron saber en las urnas.

Y la otra cosa que habrá que ver si la Presidenta, y quienes oyen y releen las cosas por ella, entendieron, es con respecto a esas frases que larga por ser una persona que habla y habla hasta matar de aburrimiento -conmigo lo consigue, una o dos veces le soporté el discurso, luego siempre encontré algo mejor para ver en la televisión, hasta apagarla-, y le salen todos los prejuicios de mina de barrio norte que si no es, lo lleva en la sangre, como el desprecio por los maestros (saliendo con argumentos de la derecha más rancia, diciendo que cobran mucho para lo que trabajan), quejándose por los reclamos por los magros aumentos que nos dan determinadas empresas -lo sé por experiencia-, casi diciendo que no hay derecho a la huelga. Ese invento de que no existe el derecho de huelga para un gobierno peronista lo inventó Perón. Coincido que con Menem, todos los vendidos, Ubaldini, Daer y los gordos de la CGT, no hicieron un paro porque estaban bieeeen acomodados con el gobierno de Carlos, y que hacerlo con un gobierno que sí hizo cosas por los trabajadores es como alimentar a las alimañas, pero desde el gobierno no pueden quejarse de eso.

Otra cosa es sostener (o no llamar a silencio) a tipos como Aníbal Fernández, que dice barrabasadas continuamente, y uno le nota que detrás de su pseudofanatismo está oculto un tipo que no cree demasiado en este gobierno, o no más que en otros, pero que quiere quedar como el más olfa de todos, así sigue alimentando su bolsillo, y su poder, y su influencia. No importa que en el medio cague un proceso interesante como el que estaba iniciando en las Leonas). O a Diana Conti, que quiere una "Cristina eterna" (cosa que no diría si no tuviera la anuencia de la Jefa de Estado; yo no veo que nadie se lance por sí mismo a hacer determinadas afirmaciones sin la venia de la Presidenta). La gente usualmente lee eso como un intento de perpetuarse en el poder por el poder mismo, no por lo que pueda o no hacer en él.

O no ser coherentes con lo que se dijo antes, y luego de decir que un tipo es "el jefe de la oposición", luego saludarlo como si fueran amigos de toda la vida porque pasó de ser un Cardenal a un Jefe de Estado con enorme influencia en el mundo. Y que todos los adláteres que criticaron al cardenal cuando fue elegido papa, luego callaran y dijeran que veían con esperanzas la gestión del nuevo Obispo de Roma.

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Así hay muchas cosas acumuladas, que pasado el tiempo del luto (que Menem también usó en 1995 para ganar las elecciones a presidente, un año después de la muerte -¿o asesinato? Nunca se sabrá- de su hijo), la gente se avispa de algunas cosas.

Con esto del impuesto a las ganancias que anunció hoy, es claro que, nuevamente, está reaccionando luego de recibir un palazo en la nuca, como dijo en una conversación entre militantes cierta legisladora que se dice de sí misma ser peronista y kirchnerista, pero me parece que alguna vez fue de la Franja Morada, aunque conozco en la UBA muchos de la Franja que son peronistas fuera de la facultad).

Pero es importante que empiece a entender que la gente tiene reclamos, y que no votar al FPV tiene un sentido más allá del -lamentable- desprecio que expresó la Presidenta por quienes no votaron las listas kirchneristas en las PASO, diciendo "no sé qué quieren"; parece que en un mes sí lo supo.

Y como creo haberlo dicho, o al menos pensé en decirlo, mi adherencia al kirchnerismo pasa por estados como saber que en ciertas ocasiones son una gavilla de ladrones de baja estofa. Que pudiendo hacer más se quedan lejos de algo aceptable.

Pero entonces la oposición actúa de faro en el cual uno no se refleja. Si enfrente están Clarín, La Nación, la Sociedad Rural, los grandes empresarios, los hacedores y defensores de genocidas, es claro que la única opción a votar es el Frente Para la Victoria. Votar distinto sería hacer retroceder varias décadas al país.

Gracias por leerme.

PD: Y la cuota de sabiduría, de la que nada dije pero está implícita -mi niña de XX años está leyendo a mis espaldas y puteandome, ja, pero sus correciones son sinceras-, es lo expresado entre líneas. Que por más tozudez, más creerse eso de "arquitecta egipcia", de ser la elegida por los dioses, de la soberbia, de la inmadurez que manifiesta en la baja recepción a las críticas que hacen que cualquiera (hasta yo, siendo alguien que mostré mi lealtad y mi apoyo indeclinable al proyecto desde mi adscripción al kirchnerismo, cuando hay algo que no me gusta y lo digo, recibo cientos de insultos de los descerebrados que me hacen recordar mucho a los descerebrados que eran habitantes del país en el cual gobernaba el Gran Hermano, adonde si el Gran Hermano decían que dos dedos eran tres, lo creían y lo afirmaban a rajatabla, y si el enemigo de ayer era el gran amigo de hoy y viceversa también lo creían a rajatabla), cuando le mueven, como le movieron, la estantería, tiene la suficiente lucidez para ver por donde viene la mano. Tanto con lo de hoy del impuesto al trabajo, digo, de las ganancias (¿y qué dirán los ultrakirchneristas que me putearon cuando dije esto, que decían que eso nunca se iba a tocar porque bla bla bla, y que no cobrarlo es regresivo por bla bla bla, y ahora se comieron la manzana de que un montón de gente quedará exenta de pagarlo?), como con lo del obispo Bergoglio, ahora Papa Francisco (y no Francisco I, no rompan con eso). A veces te mueven la estantería, digo, y cuando se te cae todo lo que tenías pensado tenés que reaccionar rápido y convertir al enemigo, o al no convencido, al menor en neutral o en amigo, si es posible. Y eso el gobierno aprendió a hacerlo con bastante lucidez y rapidez.