sábado, noviembre 29, 2008

CONTRADICCIONES 0 1 COR. 7, 25-28


A veces me divierte (estoy siendo irónico) como los sacerdotes, frailes, gente consagrada en general, tiene una visión tan distorsionada de la fe. La mayoría de ellos ni siquiera pueden llamarse cristianos. Son personas que no creen, o si creen, su fe es meramente lógica. Es una fe racional. Es una fe que no es fe. Y aunque dicen pertenecer a la Iglesia, son fervientes enemigos de Ella.

Bueno, mi fe tampoco es fe, muchas veces. Pero al menos me cuestiono lo que creo, pero me cuestiono pensando en si lo que hago es propio de un seguidor de Cristo o no. Lo peor es que usualmente no. Generalmente no. Soy demasiado débil y demasiado cómodo para, por ejemplo (siguiendo a tema con lo de ayer, que una vez al año me entran reflexiones sobre ese tema) hacer cosas sin esperar recompensa. Después de todo, Jesús dice: "El que hace cosas para los hombres, recibirá la recompensa de los hombres".

¿A qué venía esto? A que ellos, digo, tienen una visión restringida de las cosas. Como si la riqueza infinita del Poder y la Bondad y la Misericordia de Dios, se redujera a lo que piensan sus pequeñas, pobres e insípidas cabecitas. A veces perversas, también.

Yo en mi vida no hago más que cumplir con lo que Pablo dice en esa cita bíblica, pero siempre viene algún iluminado (en este caso, un fraile y sacerdote franciscano) que te cuestiona toda tu vida y te dice: "La verdad que no te entiendo, Luisito (a mí el diminutivo me puede poner los pelos de punta). Decidíte: o te consagrás, o te casás".

Mirada estrecha si solo podés optar entre dos opciones remanidas. Pero es que ellos ni siquiera creen en lo que dicen creer. Por eso su camino es más fácil, muchas veces. Porque dice Jesús: "Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que van por allí. Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida, y son pocos los que lo encuentran".

Muchos veces uno ansía que las cosas sean fáciles. Pero no, si eso pasa no estamos con Dios. Dios es relumbrar aunque nuestra vida sea un caos y aunque continuamente sintamos que el mundo se nos viene encima. Porque se sabe que en medio de nuestras tormentas y vacilaciones, es cuando Dios nos estira su mano y nos sostiene.

Pero de esto, los consagrados no te hablarán. Te hablarán de leyes y si no cumples los 10 mandamientos (¡que están muertos porque ahora vivimos en la Ley del Espíritu!) y si no les mantienes sus vicios y si no cierras los ojos cuando se acuestan con niños o niñas (sólo así se entiende un caso como el del Padre Grassi, un tipo que si no fuera porque a la Iglesia se le tiene excesivo respeto, por miedo, política, comodidad o lo que fuera, y el no fuera un sacerdote, estaría preso desde hace mucho)... no sos parte de la Iglesia. Pero sus palabras serán huecas, son huecas, porque no parten de una vivencia, no parten del testimonio personal, que se da en las sombras, no desde las graderias o desde el púlpito, donde los hombres puedan halagarnos (y volvemos a las recompensas de este mundo).

Pero esas estrecheces hablan de quienes somos nosotros, el Pueblo de Dios, y quienes son ellos, los que se creen Elegidos. Ellos ansían los grandes palacios y que les digan "Señor" o "Mi Señor" (monseñor). Todo lo que Jesús explícitamente dijo que no buscaran.

En fin, que simplemente mis palabras no obren en contra mía, jajajaja. O que sepa ser hermano de todos (como lo espero de todos los que tenemos fe) sin importarnos en lo que creen, en lo que esperan, lo que votan, la clase social, el país, etc.

Saludos y que anden bien. Paz a todos (en un día que estoy aún en busca de recuperar mi serenidad ;)

IDEAS DISPERSAS


Nunca es bueno escribir con una calentura encima, así que repito: chicos, no lo hagan en su casa.

Pero en verdad no quería hablar de eso, sino de algo que me dijo una persona por email, luego de leer el post primero de hoy. Fue una simple pregunta, más o menos así (ahora tengo fiaca de entrar al correo):

"A ver, tanta queja. ¿Alguna vez pediste ayuda explícitamente?".

Lo cual me hizo replantearme la perspectiva. Pero esas son cosas con su historia, y si las cuento, es porque espero que a alguien les sirva.

Hay gente que le ofrece a uno su mano sin vacilaciones. Pero como dice Juan Manual, son gente bien intencionada, de buen corazón, pero es posible que no sepan ayudar. El hecho de poder hacer algo por alguien, lo sé, sólo lo da la experiencia, el haber intentado ayudar antes. El haber, sobre todo, equivocado las palabras, las respuestas, las preguntas.

Pero también puede plantearse un problema, el que la ayuda no sea ayuda, que lo que se pide a otra persona... sea otra cosa. Para esto me viene a cuento una anécdota de una chica de una parroquia en la que estuve poquísimo tiempo, tres años. Una piba siempre le pedía ayuda a un pibe, primero para cosas del colegio, luego para otras cosas. Luego le contaba que se sentía mal, que andaba siempre con mucha tristeza dentro. Alguna vez casi insinúa que le gustaba un chico que no le daba bolilla. Pero lo insinuó, no lo dijo explícitamente, y el pibe ni cuenta se dio.
Luego yo fui profesor de una compañera de ella (eran todas chicas de 5to. año). Esa era la piba conocida por todos los chicos, para ser suaves, y en medio de ese año en un momento salió con el chico al que la otra chica le contaba sus cosas.
Y cuando ella se ofendió, enojada, me dijo qué era lo que le pasaba, sin querer decirlo: "Ella sabe que él me gusta. Sabe que yo quería salir con él. Lo que me hizo es una traición". Esto es, la ayuda que ella declamaba pedirle no era una ayuda, era que él la quisiera de otra manera que como amiga. Quizá si hubiera dicho todo de frente, no hubiera tenido expectativas falsas ni incertidumbre. Aunque sé que los amores de adolescencia joden. Pero no saben los amores en serio como joden cuando se es más grande, donde uno sabe perfectamente lo que siente y por qué lo siente y por quién lo siente.

Y al final, que sí, que uno pide ayuda explícitamente, pero a veces las personas se hacen las distraídas. O tienen sus propios problemas.

Por eso uno termina volviéndose autosuficiente. O no pide más ayuda, porque ve que los problemas de los demás son como edificios encima de sus espaldas.

Lo mejor es vivir ligero. En mi caso, saber que lo que no me mata me fortalece. Y saber, como dije en el otro post, que todo pasará. Que no hay dolor que dure cien años. Ni alegría que no decaiga.

¡Poco felices mis ideas! Pero fue una semana rara en un día raro, donde como dije, uno a veces se cansa de escuchar y no ser escuchado. Pero no importa. Mañana será otro día. No sé si estaré mejor o peor, pero tampoco interesa. Porque como una mancha en el río, tardará más o menos en irse. Pero se irá y no quedará nada.

Saludos

viernes, noviembre 28, 2008

SOBRE PEDANTERÍA Y OTRAS YERBAS


jajajaja... Para eso lean simplemente el post anterior. Hay mucho ahí que no debería haber. Pero así es uno: un asno engreído. Un pecado capital: soberbia. Otro: orgullo.

Chicos: no sean así.

Saludo grande


SOBRE EXPECTATIVAS Y OTRAS YERBAS



Hoy me decía, estando en el trabajo, en base a algunas cuestiones que traían algunas personas, consultas que se me hacían. La primera fue: "Hay cuatro (4) psicólogas en el trabajo. ¿Por qué no les consultan a ellas? Y si no, tienen una iglesia a tres (3) cuadras: hablen con el cura, si no".
Desde ayer que estoy un tanto alterado por la gente que es como es, pero no debería alterarme tanto por cosas que no puedo manejar.
Pero bueno, ¿a qué se relaciona el ayer con el hoy? A algo que hace un tiempo conversaba con un amigo por el chat, el "hacer bien sin mirar a quién" y "el hacer bien sin esperar recompensa".

El tema es que estas personas, dos (2) vinieron a consultarme distintos quilombos personales. Personas que, usualmente, no conversan conmigo, así que me extrañó mucho. Pero bueno, puse mi mejor voluntad y les di mi parecer.
El asunto es que si uno está mal, esto le pasa a la mayoría de los que nos pasamos escuchando a los que tienen quilombos y a veces muy jodidos (aunque algunos no lo quieran ver así, digo, entre las personas que conocen a aquellas que vienen a contar esas cosas), ¡NO TIENEN NI DOS (2) MINUTOS PARA ESCUCHARNOS!

No es obligación hacerlo, claro, pero al menos, ¡respeto! Está bien que uno se conoce y tarde o temprano se le pasa lo que le molesta, sea porque no le da importancia o porque sabe como Julio Humberto Grondona que "todo pasa".

Y respeto sería que al menos digan esas personas, si no quieren escuchar: "No me molestés. No quiero escucharte. Ya estoy bien. No me bajoneés. Etc.".

Y no digo que nosotros no hagamos esto con gusto, porque nos encanta que a las personas que conocemos se sientan mejor, pero no parecen entender que uno ha dejado cosas de hacer, se ha hecho un tiempo para estas personas, ha padecido en serio con los horrores que nos contaban que padecieron.

Entonces esta persona con la que conversábamos de este tema me preguntaba: "¿Para qué ser bueno?" Yo habitualmente, más en un día de fastidio, no tengo respuesta para esto. Es obvio que ese camino, como dice Jesús, es un camino pedregoso y difícil.

Pero creo que en lo que erramos es, más bien, en las expectativas adjudicadas a las personas. Las personas, todas nosotras, somos fallutas. Falsarios. Hipócritas. Cómodos. Rompemos nuestra comodidad pero hasta ahí nomás.

Lo que se espera y lo que es son dos cosas distintas, porque, digamos, a mí personalmente me duele cuando una persona me dice "mirá, te estaba buscando porque quería conversar cosas con vos y no estabas" (para esto, hay miles de razones, empezando porque nunca estoy mucho rato en un lugar, ni siquiera en el trabajo). Pero yo apenas insinúo eso ante algunas personas, las más perversas de ellas hasta te dicen: "sabés que mi aprecio está siempre con vos", pero siguen sin estar si querés, simplemente, conversar algo, descargarte.

Y esto no es ir de víctimas. Ninguno es víctima. Uno pone demasiadas expectativas en los otros, por eso, los que salen adelante son los que toman con el adecuado cinismo a los demás, sabe que todos tienen un reverendo hijo de puta dentro, alguien que se caga en los otros, y simplemente se hacen los humildes cuando se sienten o están en la lona.

Pero hace poco pasaron un capítulo de Joan of Arcadia, que no digo me iluminó, sino que puso las cosas en su lugar. Resulta que a la protagonista su novio la engaña y se acuesta con otra chica (Joan es virgen, a todo esto, aunque no sea católica ni nada, y aún así Dios la elige para aparecérsele). Ella lo descubre y llora por el tremendo engaño al que fue sometida y por la confianza rota. Dios, en la forma de una señora mayor, se le aparece en el colectivo y la consuela diciéndole: "Todos te podrán fallar, pero Yo soy el único que siempre estará contigo".

La vida de la persona que tiene fe, resulta ser así de simple. Uno sabe que no debe esperar nada de nadie, menos hacerse expectativas. Mírenlo al padre Mario Pantaleo, como sufrió, pese a curar a tanta gente. Fue perseguido por los políticos, los militares, los civiles y la Iglesia a la que amaba.

Este destino nuestro, amigo mío (sabés que hablo de vos) es un destino de solitarios. Las personas pasarán, pero Dios no pasará. El tema es que uno espera cosas que no se ven en el momento, y a veces ni siquiera se ve en nuestra vida. En Joan of Arcadia, hay unos cuantos capítulos que hablan de eso, de que uno obra cosas, movido por el Espíritu, pero sólo Él ve las consecuencias finales de lo que obra, sólo Él sabe por qué se permite el mal, la destrucción, la muerte, el sufrimiento, la pena, la amargura, el llanto, el dolor, la angustia, la opresión. Son tantas cosas que seguro no alcanzo a contarlas. Y con esas cosas tenemos que convivir a diario.

Nadie entiende ni entenderá que nuestra vida es un continuo sufrimiento, y muchas veces avanzamos y tratamos de ayudar a avanzar, a través del dolor que nos impide movernos, pero como el padre Mario, aún en nuestro lecho de muerte podemos ayudar a alguien, sanarle el cuerpo y el alma.

Tal vez nuestro destino es ese, ser una balsa, o mejor, un oasis en el camino. Sí, realmente, eso somos. Porque muchos vienen a beber de nuestras aguas, se sacian de nosotros, pero su fin no somos nosotros. Su destino está en cruzar el desierto, ir de un lado a otro. Con nosotros reponen fuerzas, pero no pueden quedarse a nuestro lado para siempre porque morirán. Simplemente les refrescamos, les bañamos, les hacemos sentir mejor por un rato, les damos un poco de agua en medio de tanta sed. Pero hay, más allá del desierto de su vida, otro lugar con agua abundante y una comida que no acaba.

Y esto de qué salía, se preguntarán alguno de ustedes. Nada, alguien hablando como siempre de castillos en el aire, por no decir florecitas de jardín, pero que nunca ha estado cuando pudo estar. O que siempre encontró una excusa. Como si todos no tuviéramos un tiempo limitado. Y no pido recompensa por lo hecho, a ver si se entiende. Pido sinceridad, pido el decir "mirá, ahora estoy bien, no quiero problemas tuyos". Y punto.

Porque uno es humano, uno busca, a veces, un hombro donde asentar la cabeza. Pero bueno, Jesús mismo dice: "El Hijo del Hombre no tiene donde reposar la cabeza". ¡Qué nos queda a nosotros!

Pero bueno, las cosas son así. Esto es un camino de solitarios. Hay que entenderlo. Aunque duela. Aunque cueste.
Porque todo esto no significará que aún esa misma persona, mañana se acerca con otros problemas, y uno le escuchará "como un boludo", como diría la gente, atentamente. Y se preocupe e intente echarle una mano.

A lo mejor todo sería mejor si uno no se molestara por nadie. Pero iría contra la naturaleza propia, y hay que bancársela.

Esto me hace acordar un relato que alguna vez prefiguré y escribí a medias: uno era un perro abandonado. Algunas veces, uno se sentía, porque lo era, el rey de la cuadra. Pero eso no quitaba que uno era un perro de la calle, y que todas las personas se lo hacían saber, tirándole piedras o tiros a las costillas. Lo divertido era que a veces eran las mismas personas a las cuales uno, como perro caballero que era, les protegía de otros perros cuando vagabundeaban por esa zona de perros abandonados. Y uno a veces se entusiasmaba con la calidez de tal o cual persona, pero eso no quitaba que en cuanto uno quitaba un pie del basurero inmundo que era su mundo, esa persona se lo tratara de sacar de encima de todas las maneras posibles.

Esto quiere decir, si las personas te necesitan, te encuentran a cualquier hora. Si no te necesitan, andáte a la mierda y no me jodas puede ser lo más humano con que nos encontremos.

Y uno insiste, pero ambas imágenes son correctas. Uno es lo que somos, otro es como nos hacen sentir.

Y nada, que esta descarga llega a su fin. Hasta la próxima.

 

martes, noviembre 25, 2008

ENREDANDO LETRAS

No suelo hacer esto, pero la verdad que se lo merece. Ejemplos sobran de que no hacen mejores escritores el hecho de ser buenas personas, y al revés, de excelentes escritores que no es sinónimo de personas amables y honestas, pero esta mujer es un accidente geológico que la hace destacarse dentro del terreno de los literatos.

Es una gran persona, y es una gran escritora. Esos costados se impulsan mutuamente, logran cosas entrañables.

Por lo que se ve de su primer día de publicación (que ya abarca dos páginas) en este blog, Enredando Letras va a ser (¡qué otra cosa cabría esperar!) un cántaro de hermosura, de palabras extrañamente entrelazadas, donde sin nombrarlo ve uno colores formando figuras eternas, como remontándose a ese tiempo donde no hay tiempo, donde las cosas son eternas.

Uno ignora el destino de todo lo que uno crea, pero sea o no reconocido, es seguro que ella estará en algún panteón celestial, donde estas palabras estarán grabadas en una piedra que no se gasta, por siempre, como muestra del candor y el corazón humano, como muestra de la belleza infinita que puede generar el arte humano.

¡SALUD, DIANA!


Y larga vida a tu nuevo sitio :-)

martes, noviembre 04, 2008

¿ESTO NO ES SEDICIÓN?


Dice el Sr. Buzzi, de la Federación Agraria:

"... desde la Comisión de Enlace hay una actitud de ir desgastando y erosionando desde donde se pueda a este gobierno."


Una cosa es no estar de acuerdo con el gobierno, estar de acuerdo en que son una gavilla de ladrones, y que no gobiernan en pos de ningún ideal que no sea el de acumular poder y riquezas, ni ninguna persona que no sean el matrimonio gobernante y sus amigos.

Pero ésto... es demasiado.

Y después se preguntan por qué la gente de izquierda me tiene podrido. Claro, cierto, ellos con los militares estaban mejor. Pero aprender a confrontar dentro del marco de la ley, promoviendo hasta juicios políticos, si querés, por incumplimiento de los deberes de funcionario público... pero no diciendo que querés tirar un gobierno abajo.

¿O será que la intención de Kirchner de quitarle el control de las Carnes de Porte hace que surjan estas ideas? Al final... todo es dinero y poder para esta gente, estén de un lado, o estén de otro.

Y no es por nada, pero así como no creo en este señor, tampoco creo en Alfredito de Angeli, el que quiere el lomo a $ 80 y se entrevista con Macri (¡¡con Macri!!).

Vivimos en un momento en que todos tienen una gran careta, en donde las supuestas preocupaciones sociales, son solo disfraces en busca de obtener mayores beneficios personales.

Saludos a todos