domingo, diciembre 30, 2007

Algunas meditaciones nocturnas con el 2008 en la esquina

Mas naides se crea ofendido
pues a ninguno incomodo,
y si canto de este modo,
por encontrarlo oportuno,
no es para mal de ninguno
sino para bien de todos.


El gaucho Martín Fierro - JOSÉ HERNÁNDEZ


La vida no es eso que pasa mientras nosotros la miramos desde una ventana.

Solamente hay una manera de saber si vivir vale la pena: intentar vivir.

Muchos se quejan de que la vida es una mierda. Pero jamás salieron del cuarto de su mente, donde viven confinados, para saber si eso es una verdad, una falacia o una contingencia. Se quedan con la primera impresión.

Muchos sienten que eso que les duele no tiene remedio. Y muchas veces es porque ni siquiera intentaron curarse, sino que se quedaron en el dolor.

Quedarse en el dolor es lo más fácil: nos exime de culpas, nos autojustifica, nos mantiene en la autocompasión, nos libra de madurar y crecer.

Nada que vive no muere o a muerto alguna vez. Como el árbol que para serlo tuvo que ser previamente semilla y morir en el abrazo de la madre tierra, así nosotros nos aferramos a caparazones duros.
Si la semilla, si la chispa de vida que hay en ella no cae en tierra, se pudre, termina siendo nada. Nosotros también, si no nos animamos a morir, a liberarnos de esa caparazón donde estamos tan cómodos, nos pudrimos, somos como muertos en vida.

El gran problema es que nos cuesta aprender de nuestra experiencia. Nos aferramos a la literalidad de la vida, cuando ella es como una gran metáfora, o un juego donde abandonar es abandonarse a uno mismo en un lugar frío y desolado.

Una imagen de una muerte es, por ejemplo, un gran amor que ya no es. Al principio, creemos que nunca podremos amar otra vez así, que si no era esa persona, nunca más habrá otra... y luego lo hay. Tal vez ya no vivimos las cosas con la misma ingenuidad e ilusión, pero sí, hay nuevos amores, hay nuevas pérdidas de amor... y seguimos.

Si fuera un juego, sería como si nos quedáramos pensando en la derrota que tuvimos en un partido anterior al que vamos a jugar. Lo cierto es que si pensamos todo el tiempo que ese partido donde perdimos nos muestra nuestra verdadera cara... feíto será nuestro futuro. Pero si entendemos que es una circunstancia que puede ser riquísima si aprendemos lo que ella pueda enseñarnos... ¿no era necesario entonces?

El gran problema de esos dolores que implican pérdidas muy grandes -en cuanto que nosotros las consideramos grandes, como el amor de una persona, dinero, muerte de seres queridos- es que pensamos (como decía una gran idea expresada en la serie Joan Of Arcadia) que ellos son el final del camino... Y no: la vida continúa.

Hay cosas que nunca aprendemos que son importantes hasta que no las perdemos. Por eso, miremos con más perspectiva nuestra vida, para valorar, sobre todo, a las personas que están con nosotros, que a veces nos valoran y nos aprecian más de lo que creemos, y pensamos favorablemente de gente que nos desprecia.

Algo que me llama la atención, es cuan fácil le resulta a muchos dejarse abatir por las circunstancias contrarias de la vida, sobre todo en las relaciones interpersonales, sobre todo en quienes encuentran maravillosa a una persona, a un grupo de amigos, a un lugar de trabajo, a una comunidad eclesial... pero que enseguida encuentran que lo que era gente impresionante, termina siendo gente horripilante.
A esas personas les digo: nada es fácil, ni siquiera para el que aparenta que nada le afecta y que tiene toda la suerte del mundo -aunque yo particularmente no crea en la suerte, sigo pensando en la serie de Joan of Arcadia que vi hoy temprano-. TODA ruta elegida tiene sus inconvenientes, en todos lados nos encontraremos con problemas, con gente que nos valora o nos desprecia o le somos indiferentes o que quiere hacer daño porque sí...
Y tal vez el problema somos nosotros, las expectativas falsas que creamos, la idealización que tendemos a poner en los extraños o recién conocidos, el no entender que siempre para el otro ponemos una vara que no nos ponemos a nosotros mismos, le ponemos alturas insalvables, no lo respetamos tal cual es aún cuando decimos hacerlo.

Y para terminar, en un año que termina, en un año que mucha de la gente que quiero (y yo mismo) hemos perdido para siempre a gente que queríamos, amábamos, nos era cercana o eran, tan solo, buenos compañeros, sea de estudios, de lugar de reunión, de trabajo... Hagamos un homenaje por ellos: vivamos, vivamos más intensamente, si no podemos estar en el lugar o la situación que queremos, aprendamos, entonces, a querer esto que nos acontece, en lugares, situaciones, personas. Hagamos vivible nuestro lugar, nuestra lugar en la historia, porque nos lo debemos, a nosotros y a quienes comparten nuestro camino con nosotros, habitual, regular, o circunstancialmente.
No vivamos tanto en lo que aún no es porque tal vez nos vayamos, tal vez yo me vaya, antes de terminar de idear estas líneas o antes que alguno de ustedes las lea. Vivamos, sí, con amor que nos desborde y nos apasione y haga pensar a los demás que estamos locos, esta vida hoy y ahora. Carpe diem, dice Horacio, pero no como lo toman los modernistas, sino en su verdadero sentido de "aprovecha tu día y no lo malgastes". Y aprovechar poco tiene que ver con disfrutarlo.

Porque tal vez todos seamos tan solo líneas inconclusas, que otros deberán terminar. Y aprovechar el día significa prepararlo para que otros recojan lo que hemos plantado.

Que tengan un 2008 como se merecen. Muchas gracias por leerme y que anden bien.

PD: Y un post con cambio de hora incluido... Que lo parió, como decía Mendieta :)

lunes, diciembre 24, 2007

¡¡FELICES FIESTAS!!


Poco les puedo decir y agregar a lo que dije el año pasado, que pa' qué repetirlo, que siempre uno debe reformular más sencillamente las cosas.

Lo que quiero que sea para todos, como fiesta, esta aquí un regalito ilustrado.

Y un regalo en forma de música y reflexión, está acá, de manos, y voz, de Joan Osborne.

Sea feliz quién pueda serlo, que quienes no pueden serlo, dudo que tengan acceso a internet. Los demás, en muchas cosas, nos quejamos de lleno.

¡Que aprendamos a mirar el mundo más desde la mirada y el lugar y la historia del otro! y menos desde nuestra perspectiva, que podrá ser todo lo santa y bienintencionada que quieran, pero siempre será la nuestra, y por tanto, pasible de ser errónea.

Dios nos bendiga a todos. Beso enorme en quienes compartimos una misma fe, y con quienes no... también. Saben que a todos, amigos de donde sean, los quiero mucho.


lunes, diciembre 10, 2007

ASUNCIÓN PRESIDENCIAL. UN DÍA PARA FESTEJAR


¿ME VOLVÍ CHUPAMEDIAS DEL GOBIERNO?


Cualquiera sabe, creo, que kirchnerista no soy. Y peronista, tampoco. Aunque si no hubiera visto en acción a radicales, progresistas en general, comunistas, socialistas, liberales, en acción en los distintos estamentos del gobierno (nacional, provincial, municipal), diría que mi repulsa por su accionar al frente de los poderes ejecutivo y legislativo sería aún mayor.

Entonces, demos razones de esto que hablo.

EJERCICIO DEMOCRÁTICO, DE ESO SE TRATA


No olvidar. Cristina Fernández de Kirchner asume por medio del voto de la mayoría ciudadana, la mayoría que establece la Constitución Nacional, aprobada por los representantes elegidos en votaciones libres en 1994, y que votaron a orillas del Paraná nuestra nueva Constitución.

No asume por medio de golpes militares ni puesta como un civil al frente del gobierno cuando la derecha nacional ponía sus muñequitos de torta al frente del Ejecutivo, cuando la democracia era aún un mito, o cuando la democracia era algo que existía nominalmente, pero no era algo que la sociedad y sus instituciones tuvieran en claro.

Por el contrario, ahora sí, tenemos el período de democracia más larga de nuestra historia: 24 años. Aunque tampoco tenemos una democracia muy sólida que digamos: de hecho, solo Menem en sus dos mandatos y Néstor Kirchner cumplieron sus mandatos en su totalidad, y Menem en su primer gobierno y Kirchner en el que acaba mañana, asumiendo un plazo que correspondía al gobierno anterior.

Bueno, pero eso es lo bueno. Podemos decir, con mayor o menor libertad (siempre depende a quién se salpique y cuanto se sepa) ciertas cosas que uno, desde su mirada, que no tiene por qué ser la verdad de la milanesa, disiente o cree que se podría mejorar.

Porque seamos claros. Un gobierno como el que yo quiero sería lo menos cercano a esto que hoy vivimos, pero eso sería imponer mi idea por sobre lo que quiere la mayoría. Y si racionalizo un poco, lo que quiero es algo para lo que la humanidad no está preparada, ni yo, ni nadie que conozca, salvo alguno por ahí perdido.

Y no es tampoco que la mayoría siempre tiene razón, pero en estas circunstancias, en que el sistema de gobierno que se vive es querido o al menos, soportado por la mayoría, sea porque le gusta o no ve algo mejor o porque no le interesa -la apatía de nuestra sociedad es algo grave, pero prefiero eso a que vayan a golpear los cuarteles como pasó entre el 30 y el 90, para que los militares "pongan orden en el caos de la sociedad"-, es de festejar, de festejar desde el alma, que los militares sean cosa del pasado (como sería bueno que fuera en todos los países, pero bueno... ¡de a poco!), que la derecha en las últimas elecciones haya obtenido una cantidad de votos que mueve a risa. ¡Hasta Pino Solanas salió por encima de ellos!

Y digo la derecha, porque sin la derecha, que prefirió rifar al país mientras ellos obtenían ganancias (recuerden el pacto Roca-Runciman, si no, donde, como siempre, el gobierno de turno que obedecía a la oligarquía del campo argentino, se bajó los pantalones ante los ingleses), este país no estaría en la desgraciada situación económica que se encuentra, donde cualquier gobierno vive condicionado a causa del poder real que mantiene aún, repito, la derecha argentina.

Pero esto, el elegir a quienes nos exploten y asesinen con sus planes económicos, no nos lo pueden quitar.
¡Así que en verdad no sé si es una ventaja o una treta de la derecha! (chiste, estas últimas dos líneas :-D)

A NO OLVIDAR


Venimos de uno de las peores etapas que vivió la Argentina, y no sólo por no poder votar. En su tiempo, votar para la gente no era importante. No lo era para los militares, eso es claro.

Pero no lo era, tampoco, para los grupos insurrectos que operaban en el país, que desconfiaban de la democracia y preferían lograr la igualdad a base de volarnos a todos mediante bombas, o secuestrar, torturar, mutilar, asesinar, como se especializaron los agentes de Montoneros, amparados por Perón, o el ERP.

Y frente a estos, como si se quisiera tapar la meada de un perro en un poste inundando la ciudad con toneladas de mierda, vinieron los lindos militares, tan bonitos y valientes ellos, que se ocuparon siempre de dejar un costal de muerte a su paso.
Porque si Montoneros secuestró a Aramburu, lo hizo en base a una idea -y no los justifica para nada- pero no involucraba en la misma a todos los que lo rodeaban.

Porque los militares no distinguieron entre objetivo y aledaños. Secuestraron jóvenes y adultos, niños y ancianos, violaron, torturaron, masacraron a mujeres y se apoderaron de sus hijos, o se apoderaron de quienes secuestraron embarazadas, mutilaron, despellejaron, hicieron falsos fusilamientos, tiraron gente al río, escondieron cuerpos o los mantienen vivos pero ocultos quién sabe en donde...

Frente a la bestialidad militar, diez millones de veces prefiero una democracia con Cristina Fernández de presidente.

Porque además, ellos no buscaban gente porque eran asesinos. No. Buscaban gente que pensaba, buscaban personas con determinado perfil ideológico, como pasó con los chicos que fueron luego retratados en la película de la Noche de los Lápices, aunque desde hace años, vaya uno a saber por qué, se insiste en que los secuestraron solamente por el tema del boleto estudiantil, pero no en que, además, fue una persecución ideológica, porque la mayoría de ellos eran militantes.

Hoy, en cambio, podemos tener una ideología y profesarla, hasta la falta de una, que es una ideología en sí, difusa y errante. Podemos patalear contra el gobierno de turno. Podemos caricaturizar al gobierno, si bien en la época de De La Rúa, por ejemplo, Nick, Guinzburg, eran tipos que se burlaban hasta groseramente de nuestro presidente. Ahora no... por favor, son respetuosos de las instituciones. Guinzburg, personaje nefasto si los hay, el otro día lo escuché decir que "ahora los legisladores son confiables, no como antes"... ¿Éstos legisladores, éstos, confiables, los que aprueban el manejo discrecional de fondos del Presupuesto Nacional a piaccere del ministro Fernández, que somete a juicio político a cualquier juez que investigue de cerca al gobierno (y no porque no merezca ser investigado, como Boggiano, solo que, digo, nunca hicieron el intento de investigarlo mientras no se metía con los hombres del presidente)? Dejáte de joder.

EL PEOR PELIGRO


La clase media porteña, por no decir el porteño en general, pero es... demasiado general. Es una ciudad de habitantes racistas. Conformistas. Creídos. Que se mueven solo cuando le tocan el interés personal, que se molestan si le ponen un corralito a su dinero y rompen vidrios de bancos, pero protestan y piden fusilamiento -literalmente- contra los piqueteros porque les cortan la calle, cuando ellos hacían lo mismo, solo que como estos son negritos, de clase baja, entonces son la escoria de la sociedad, aunque nunca, hasta el momento, puede decir nadie, acá en Capital, que rompieron el vidrio de un negocio o hirieron a alguien que no tenía nada que ver.

Y son peligrosos porque son los que forman opinión. Por suerte, no influyen en el resto del país, pero sí influyeron en un tipo melindroso como De la Rúa, que cuando vio las velitas encendidas pensó que era el incendio de Roma y salió como rata por tirante de la Casa Rosada.

Y digo, no influyen, porque es realmente, realmente reconfortante, la pérdida por paliza de Blumberg en su candidatura a gobernador (1,28 %).

Y lo otro, que nos atañe como sociedad en su conjunto, es el buscar el remedio fácil antes que el pensar como hacer entre todos un esfuerzo de años por recuperar el país. Esa mentalidad fácil llevó a la gente, en su momento, como dije antes, a golpear la puerta de los cuarteles. Hoy algunos piden, si bien veladamente, la vuelta de los milicos, con frases clásicas como "con los militares estábamos mejor", "con los militares no había inflación" (claro, por eso cambiaron la moneda de curso legal)...

LOS MILITARES NO SON SOLUCIÓN DE NADA. NI SIQUIERA COMO MILITARES SIRVEN, O VEAN LO QUE PASÓ EN MALVINAS SI NO.

Yo, a todo esto, cierro esta idea con una frase del genial Jorge Luis Borges: "Los militares sólo sirven para matar compatriotas".

Yo concluyo diciendo que hoy es un día de fiesta, aunque no asuma alguien de mis preferencias, pero tampoco es lo peor que nos podía tocar -piensen en López Murphy, otro blandengue radical, que antes de pelear con convicción por su candidatura, ya estaba seguro que iba a perder... ¿para qué corno se presenta entonces, y no se va y deja que voten a otros que sí mantienen su lucha hasta último momento?-.

Espero que Cristina Fernández de Kirchner nos aleje un poco más del abismo en el que estábamos a fines del 2001 -mérito del senador Duhalde y de su esposo, hay que reconocer, el no tener la sensación de que todo se acaba pronto-, pero mucho me temo que sea una presidente como nos merecemos.

Y les digo... desde Menem para acá, nos merecimos lo que tuvimos. Con sus cosas buenas, y con sus, para mí, muchas cosas malas.

¡Porque me trague toda mi no esperanza de un gobierno mejor para dentro de exactamente 4 años! Nada, juro, anhelo más. Por todos los que hoy viven en la calle, por los chicos sin techo ni hogar, por quienes nacen y mueren a los pocos días -si tienen suerte-, por que todos cobremos más conciencia de nuestra responsabilidad social y construyamos un país mejor, porque realmente sea un gobierno para todos.

Gracias por leerme y que anden bien.

PD: Por la parte de fusilamientos a los pobres y cosas de ese estilo... Vean los comentarios a ciertas notas que dejan en el pasquín online La Nacion, y lean a las furibundas huestes de la pureza porteña...

martes, diciembre 04, 2007

UN MUNDO MÁS FELIZ


"- ¡No! -dijo Thorin-. Hay en ti muchas virtudes que tú mismo ignoras. Algo de coraje y algo de sabiduría, mezclados con mesura. Si muchos de nosotros dieran más valor a la comida, la alegría y las canciones que al oro atesorado, éste sería un mundo más feliz."

El Hobbit, J. R. R. Tolkien