sábado, enero 24, 2009

LO QUE SE ESCONDE BAJO TU PIEL BAJO TU ARMADURA


Como todas las noches, se quitó su armadura. Un brillo rojo metálico partía de sus ojos.
También, como todas las noches, se quitó su piel. Le molestaba. Odiaba profundamente a los humanos y le daba asco esconderse como uno de ellos. Como una de ellos, mejor dicho.
Todos los días se vestía con esa piel horrible, con la piel de esa chica a la que había absorbido por completo, y cuyos restos de huesos y vísceras había tirado a una laguna cercana.
Lo que él era (si ese monstruo era un “él”) provenía de una raza casi extinguida hace tiempo. Él era el último de una raza que aterrorizó a hombres y animales durante tiempos inmemoriales, hasta que los cazadores surgidos de las entrañas de los Poderes Superiores acabaron con ellos, junto con otros demonios, mucho más terribles pero cuyos cuerpos no pertenecían a este mundo, y que fueron más fáciles de expulsar.
Pero estos eran seres que habían nacido de extrañas uniones de seres semihumanos, surgidos de las pestilencias terribles que alberga la tierra en sus túneles subterráneos, y cuyas salidas son algunas lagunas negras ignoradas dentro de esas selvas aún vírgenes de presencia humana en el planeta, de pieles oscuras y textura como de cucarachas, que segregaban un líquido negro que olía a fango y muerte, y cuyos ojos se habían vuelto rojos como reacción a la clorofila que componía una porción de su alimento.
Odiaban la luz. Y odiaban a los hombres, porque éstos habían arrasado muchos de los bosques donde ellos depredaban a voluntad, donde muchos aguerridos y valientes y curtidos guerreros no se animaban a pisar, en que tanto mujeres como niños eran su almuerzo preferido, y donde algunos otros hombres hasta entregaban a los más indefensos entre ellos como tributo para que no entraran en sus aldeas.
Pero eso se había acabado, su tiempo había pasado. Él sobrevivía escondido entre la humanidad, metido en la piel de una joven que aparentaba ser una dulce y simpática muchacha más.

Sin embargo, un miedo le llenaba ahora. Había sido descubierto. Como una de las actividades de la joven era entrar a internet a El Sitio, allí se comunicaba con los amigos de la chica. Debía aparentar, parecer que era quién no era. Pero alguien, que ni siquiera la conocía, sabía que algo más se escondía bajo su piel. En realidad, él había jugado con su apariencia y había escrito acerca de las armaduras que se ponía. Siglos atrás, los hombres pensaban que esa piel viscosa, horrible, rugosa, negra, era una armadura.
Jamás hubieran imaginado que era su piel, salvo cuando poseyeron suficientes armas para ir en caza de ellos, y no solamente incendiar bosques, como hicieron los humanos primitivos en Europa para matarlos. No era efectiva esta técnica, pues si bien muchos morían, otros muchos se escapaban por los túneles que estaban en las paredes laterales de los pantanos inmundos de los que ellos surgían, y donde se tiraban a descansar unas pocas horas al mediodía. Y volvían en medio de la noche con más hambre del que ya era habitual en ellos, producto de la sed de venganza que albergaban en sí.

Cuando llegaron las matanzas de los hombres, fue cuando empezaron a cazar a algunos para quedarse con su piel y meterse dentro de ellos, usarlos como cáscaras. Aprendieron las lenguas de los hombres. Pero nunca fue realmente efectivo, porque los amigos y familiares de las víctimas, salvo que mataran a todos los que conocían a las víctimas y las reemplazasen en su totalidad, siempre descubrían algo que no cuadraba. Aprendieron a emigrar, pero las matanzas que ocasionaban hacían que en algún momento alguien los descubriera. Entonces aprendieron a controlar sus instintos. Durante siglos, muchos aprendieron a ocultarse tratando de alimentarse lo mínimo. Aún asi, no faltaba quién, de modo sospechoso, que sembraba miedo en sus corazones, y empezaba una cacería feroz y el resultado siempre era la muerte, como si supieran quiénes eran ellos.

Él, sin embargo, había sobrevivido. Cambiaba de piel cada cierta cantidad de años, y siempre buscaba zonas no muy pobladas. Y no cazaba en el pueblo donde habitaba, sino que se iba lejos, a otros pueblos de los alrededores, a lugares más despoblados, y allí descargaba todo su instinto asesino. Y así sobrevivió por los últimos dos siglos, cuando registró que era el último de su especie. Y él pensaba que vivir para siempre no era una utopía y se sentía orgulloso de engañar durante tanto tiempo a los hombres, y de que tal vez les sobreviviera.
Pero este disfraz no era efectivo, ya no. Alguien, del otro lado del océano, había adivinado la terrible verdad. Y le vigilaba. Y se lo hacía sentir. Y el miedo que desde hace 800 años era parte de la vida cotidiana de los suyos, se instaló en él. Y no dormía ni descansaba bien. En esa especie de sueños que tenía, se imaginaba a veces con una lanza atravesándole el pecho. A veces un hombre de larga cabellera venía con una espada y le cortaba en pedazos. A veces una mujer de largos cabellos sacaba una katana y le descuartizaba, preguntando donde estaba su hija.
Y con todo, esos sueños no le aterraban tanto como las suaves conversaciones de ese usuario del otro lado del mundo. Le sentía mirarle e intuirle a pesar de la imposibilidad de que pudiera saber algo de él a través de una simple conexión electrónica.
Pero así pasaba, y por las noches, cuando iba de cacería de humanos, pensaba en si no hubiera sido mejor morir con sus compañeros, no haber escapado mientras masacraban a quienes habían compartido sus dichas y desdichas con él por siglos. Esa actitud cobarde era la que hacía que ahora viviera como el monstruo que era, oculto, usando la piel de una pobre e inocente niña que nada supo de por qué ese ser horrible se había ensañado con ella. Él no se arrepentía de nada, obviamente, y no llegaba a entender que lo que se siembra se cosecha, y que su fin no era más que un acto de justicia final, por todo el terror y la injusticia que sembró a lo largo de su repugnante existencia.

 

PD: Dy... ¿creés que a mi dulce hermanita le va a gustar este cuentito dedicado a ella o me va a zampar un zapatazo por la cabeza?

 

martes, enero 06, 2009

EL HOMBRE LIBRE


Fue por obra de la casualidad. Estaba enfrentando al poderoso Hombre Magnético, y cuando la atacó con fuerza para deshacerle de todas sus armas, sin querer, arrancó de su epidermis el metálico sensor que le unía con la Hermandad de los Corregidores.
Aunque si bien no era tan poderoso como su enemigo, aún poseía el Aura, una manifestación energética de su ser que los Hermanos le habían enseñado a usar. Parado frente al Hombre Magnético, y mientras éste se preparaba para matarle luego de una larga lucha, se sentó y se concentró y dejó que su fuerza se alimentara de todo el odio y la rabia de su oponente. “No hay mejor arma ni mayor fuerza contra un enemigo que las de ese mismo adversario, si las sabes emplear”, fue uno de las primeras enseñanzas que le impartieron luego de convertirse en un Iniciado. Había cumplimentado con los Siete Ritos, había bebido su propia sangre y se sabía un Puro.
Y lo sabía, y sabía que si conseguía serenarse, aún mientras el Hombre Magnético descargaba todo su poder sobre él, casi no había nada imposible para él. Con que cerró los ojos, y mientras sentía el azote de los objetos sobre su cuerpo, horadando su piel, atravesando sus entrañas, en un momento alcanzó el éxtasis. Y sus ojos brillaron, con el color cálido del sol, y toda la energía que descargaba el Hombre Magnético sobre él, le alimentó, y levitó, tanto poder absorbió, y lanzó una carcajada fuerte, y rió como un idiota, y fijó sus ojos en el interior de su enemigo, y le absorbió su esencia, toda la que pudo, toda la que él con su odio y su rabia y su frustración, dejaba fluir a través del despliegue de su poder, y cuando la fuerza vital que le sostenía con vida llegó a un nivel mínimo, sus ojos se secaron, temblaron sus rodillas, su cuerpo tuvo espasmos, y cayó pesadamente al suelo. Siguió con los espasmos un momento más, sin entender qué había pasado, hasta que murió.

Finalmente se acercó al cadáver de su enemigo. Le miraba como si lo que él hizo lo hubiera hecho otro, pero no, ahí estaba su obra. Y algo que al principio le pareció terrible: junto con el poder que había absorbido, parte de sus ideas, pensamientos, sensaciones, habían pasado a él. Si fácilmente había dejado fluir todo el poder que no era suyo, no pudo hacer lo mismo con lo que le había llegado a su mente. Y una idea le carcomía su pensamiento:
— Soy un asesino. Soy un asesino. Soy un asesino.

Encontró finalmente su sensor. ¿Qué hacer? Ahora era libre, ahora podría ir donde quisiera y los Hermanos no le encontrarían, o al menos, les resultaría más laborioso. Pero algo le decía que aún no era el momento de hacerlo.
— Continuaré con el juego un tiempo más. O puedo liberarme ahora. Pero la Hermandad me ha hecho un asesino, cosa contra la cual mi ser se rebela. La Hermandad hace que los hombres se maten entre los hombres. La Hermandad está mal. La Hermandad es El Enemigo. La Hermandad debe desaparecer.

Y tomada su decisión, tomó el chip localizador y cortando un pedazo de piel del Hombre Magnético, lo colocó sobre él y automáticamente el sensor se aferró a ella como una garrapata.
Luego tomó un papel de algún diario que estaba tirado en la calle, envolvió el pedazo de piel seco en él, se hizo un tajo en la piel, y colocó el sensor bajo la epidermis. Tomó uno de esas maravillas médicas que era el poxi y se colocó una gota sobre su brazo. Inmediatamente, la piel se cerró.
— Ahora no estará pegado a mí y podré sacármela en cuanto quiera. Así, iré donde la Hermandad no quiera que vaya, investigaré en la oscuridad, seré la pesadilla que ella siempre temió que despertara. Y me volveré realidad, y ese será su fin. Y entonces, la libertad de que ahora dispongo, será de todos los hombres.
Y tomando un poco de aire, concluyó:
— Esa será mi misión ahora. Ese será el sino que me impondré. Esa luz rectora me guiará. Mi vida estará entregada a cumplir esa tarea, la de derribar al opresor. Y cuando se haya cumplido mi misión, podré purgar esta, y las siguientes muertes, que mi accionar ocasione. Pero la Hermandad debe desaparecer, y para eso no deberán omitirse sacrificios, incluso mi propia vida en el camino si es necesario, siempre que el fin de la Hermandad sea tan claro como este amanecer que ahora me baña.
Y contemplando el sol que en empezaba a lanzar sus brillantes rayos sobre el cielo de una ciudad contaminada, sobrepasando su luz las partículas de deshechos que flotaban en la atmósfera, dando un tono rojo a los edificios que se veían en el horizonte, dio media vuelta y con paso firme, ahora sabía por qué y para qué vivía. Era un Hombre Libre, el primero en milenios. Y no era mucho, pero pronto sería más, incluso de lo que él mismo podía llegar a imaginar.

Continuará...

PD: Me voy a terminar aficionando a esto de escribir inicios de relatos y no terminarlos, je

domingo, enero 04, 2009

EL PODER DE LA FE


No, tranquilos, no es en plan programa evangelista de medianoche... "Pare De Sufrir, no gaste su dinero en las bebidas ni en el juego, gástelo en mí, que así lo ayudaré" xDDDDD

Jesús dijo:"Si ustedes tuvieran la fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían a esa morera que está ahí: «Arráncate de raíz y plántate en el mar», ella les obedecería".

El chiste es que el mal es visible en este mundo. Lo vemos en enfermedades, en muertes injustas, en asesinatos, en violaciones, en cientos de perversiones que pueden empezar como diversión pero siempre resultan algo más terrible.
Es más fácil creer en el mal, como decía Jack London en un cuento que ahora no recuerdo, en una entidad maligna que domina al mundo.

Pero Jesús dice: "No teman a los que matan el cuerpo y no pueden hacer nada más. Yo les indicaré a quién deben temer: teman a aquél que, después de matar, puede arrojar a la Gehenna (el Infierno). Sí, les repito, teman a ese".

Es decir, las personas que se entregan al mal (no creo que suceda en el 99% de los casos, pero con el 1% es suficiente) y en que Satanás escuche. Hay cosas pequeñas, esas son estas personas que pueden enfermar el cuerpo y la mente, pero no eliminan la pureza de un niño, aunque pueden aprovecharse de la falta de moral de un tipo que engaña a su esposa (aunque la esposa siempre le perdone, porque desde que le conoce fue así).

Pero hay muchos que obran a partir de una profunda ignorancia de la esencia del mal, y no se dan cuenta que con sus acciones, desatan injusticias sobre todo. Esas son personas, como George W. Bush, evidentemente influenciadas por el demonio, aún sin ellos saberlo o tal vez sí. Personas que mandan asesinar personas, que engañan a su gente, que ponen el dinero y el poder y las posesiones por delante de todo, pero que la vida de los demás son un número, simplemente. Matamos tanta gente, recaudamos tanto dinero. Probamos que este misil mata 3.000 personas, cuesta tantos millones, 60% del dinero para ti, %40 para mí.

Un mundo que camina con el mal como eje del corazón -y en ésto, es el hombre el que tiene la culpa, porque se ha dejado dominar por sus instintos más terrenos y terribles-, no puede perdurar mucho en sí mismo. Por eso, en algún momento, todo este mal que han desatado se les volverá en contra, de maneras que no entenderán, o que no esperaban, como pasó con el tema de las hipotecas bancarias estadounidenses.

Como decía en la serie The Dead Zone, en un capítulo que vi hace como dos o tres meses, en que el protagonista se encuentra con un sacerdote, hablaba sobre una posesión demoníaca que no es tal, y él dice: "hay demasiado mal en el mundo para que encima entre el demonio", o algo así.

Este mal que es terrible, y que habita en el corazón del hombre, se ve en los asesinatos de los chicos, en la matanza de inocentes que realiza Israel sobre el pueblo palestino. Donde la población está indefensa, donde pasan días enteros sin tener agua, y mucho menos luz, donde con bombardeos cada 20 minutos, ¿cómo van a vivir en paz? ¿Cómo pensar en un futuro? ¿Cómo soñar con algo mejor?

Ya bastante los líderes musulmanes son expertos y maestros en mantener en la ignorancia a su pueblo, para que encima vengan extranjeros y los maten "por las dudas". Así, no hacen más que alimentar, sembrar el terreno para que los terroristas que nada les interesa la justicia hacia su pueblo ni hacia ningún otro, sino que disfrutan con la muerte y el sufrimiento (sea de su gente o del extranjero, les da igual) se apoderen de esas personas, les hagan creer que en verdad, el Gran Satanás es Estados Unidos, Israel, cualquiera que no sean ellos. ¿Hay ganancia ahí? ¿Puede haber ganancia en la muerte que se paga con muerte?

Y el asunto es que nada queda impune. Que de uno u otro lado, todos pagarán las consecuencias de sus actos. Como en el relato de Sodoma y Gomorra, los que se salven deberán hacerlo huyendo y dejándolo todo, llevando solo lo imprescindible. Porque como digo, no hay verdad ni de un lado ni de otro, cuando su mirada está inflamada de odio y de su boca sólo sale decir: "Que no salga nadie vivo". Que proclamen que esto es una tumba para algunos, y que para otros efectivamente lo sea. Y el resentimiento creado de un pueblo hacia otro pueblo, no se olvidará, y contribuirá a nuevos baños de sangre.

¿Y a qué venía este matete del mal con la política y las cosas que me encontré por allí? Cierto, no les conté algo en la última entrada: a la señora que le hizo al mal a mi pseudo tío político, cuando la vidente le hizo las curaciones, su hija -con la que el hombre había salido y había cortado- tomó una enfermedad extraña y los médicos la tienen internada y no saben cómo curarla. Las malas intenciones se vuelven en contra de quién las obra, así como las buenas siempre son en beneficio de todos, aún cuando estas sean equivocadas, que nadie es perfecto y ese sentimiento a algunos les hace sentirse peor de lo que deberían.

Sin querer me hizo acordar una anécdota contada por Gladys Balsa, similar a esta.

Supongo que no tocaré otra vez estos temas, porque esto no es una página de parapsicología ni nada por el estilo. Que uno piense, o crea, en ciertas cosas, no las convierte en interesantes. Prefiero volcar mis creencias en relatos fantásticos, que quedan más monitos así.


Sin embargo, sí me tiene preocupado el futuro del mundo. Obvio que tengo fe en Dios, pero el hombre, sobre todo los que gobiernan las naciones, son necios, estúpidos, dados a la mentira y al ansia de poder, sedientos de sangre, horribles en sus acciones. Y la naturaleza tiene un límite. Los hombres tenemos un límite. La humanidad lo tiene. Y como dice el dicho, "tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe".

Quizá no pasará hoy, ni mañana, ni este año, pero recuerden siempre esto: "Tengan cuidado. No se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre diciendo: 'Soy yo', y también: 'El tiempo está cerca'. No los sigan. Oirán hablar de guerras y revoluciones, pero no llegará tan pronto el fin... Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre en muchas partes; se verán fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo. Pero antes de eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí... Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán. Serán odiados por todos a causa de mi Nombre. Pero ni siquiera un cabello se les caerá de sus cabezas. Gracias a la constancia salvarán sus vidas". (Lucas 21, 8-19)

Es decir, la fe no nos salva de nada, ni del dolor ni de la humillación ni de nada. En el fondo yo diría (si pasara eso conmigo, por poner un ejemplo) que es una manera de purgar el mal que he hecho, actitudes y gestos que sembraron rencor, y que uno, tan creido de sí mismo, fue hacia adelante sin pararse a meditar un segundo en lo que hacía, o sabiéndolo lo hacía con placer, aquello que reconozco de terrible en los hombres porque lo veo y lo experimento así en mí.

Y sin embargo Jesús no dice que lo que pase es un castigo. Habla de que los hombres se matarán entre sí, y odiarán a los cristianos por el simple hecho de no estar de ese lado de las cosas. El famoso "no te jugás" que suele atribuirse a los cristianos. Pero es que nosotros no tenemos una postura política, sino tan solo defender la vida. Una vida que merezca la pena vivirse.

El odio hacia los cristianos es manifiesto. Uno de los blogs que recomiendo, porque me parece interesantísimo y muy bueno y es de alguien que apreciaba mucho -el no tratarse entre las personas siembra frialdad, qué le vamos a hacer-, cada dos por tres manifiesta una ataque feroz hacia la fe y las creencias de los cristianos. Y como suelen hacer algunas personas que odian a los que creen en Jesús, toman las palabras, como ser del Papa, y sólo toman la parte que les interesa. Por ejemplo, con el tema del aborto. El título es "La Iglesia siempre está en contra". Pero nada dice el texto de que la Iglesia pide que se cuiden a las personas con más probabilidad de ser atacadas, que la sociedad sea más solidaria en el cuidado de quienes viven a su lado y tienen capacidades diferentes o carecen de ellas, que la mujer vive aún sometida a la voluntad del hombre dado que este impone su fuerza física, y ni las leyes ni los jueces castigan con la rigurosidad que se requiere a quienes agreden a los más débiles. Aún sigue teniendo vigencia la Ley del Garrote, parece.

¡Vaya mezcla de cosas! En fin, que ni yo entiendo si queda claro o no, pero sí sé que tengo que irme (a casa, a comer, je). Creo que la mitad de lo que quise decir está en mi cabeza, y sospecho que no está tan claro en el texto, pero ¿para qué existe el hecho de poder publicar luego otra opinión?

Y un saludo grande para todos, feliz viaje a los que salgan de vacaciones, feliz regreso a los que volvemos de unos días de descanso que mal no vinieron, y nos vemos.

Y SOBRE OTRAS COSAS


Para alguien que cree profundamente en la existencia del demonio (no soy el único, Tolkien también lo hacía y, extrañamente o no, lo vemos casi en las mismas cosas), me ha tocado toparme con varios casos de "payé" (no sé qué significa en guaraní esta palabra, pero me supongo que una traducción adecuada es "brujería", aunque esconden esta palabreja tras ritos umbanda, macumba, tutumba tutumba y cosas de ese estilo).

Uno fue el caso de uno de los hijos de la pareja que vive en casa en Corrientes, adonde estuve (estoy mientras escribo esto en un locutorio en la Costanera, que está preciosa, más con el fresco que hace luego de una lluvia de todo el día, y una ventolina que vuela los quinchos de algunos señores) de vacaciones. Es un pendejo que cualquier cosa que ve en el suelo la tiene que levantar, agarrar, tocar. Es una manía que sus padres no le han frenado y él lo hace todo el tiempo. Ni contar estos días que cada vez que salía con la madre, coleccionaba de las calles y veredas los restos de cohetes que se han tirado en las fiestas de Navidad y Año Nuevo (sobre todo la primera, en ésta última no sé donde se metieron todos pero el caso es que la ciudad estaba desierta).

Tomó una bolsita que había tirado dentro de la casa. Desde ese momento, el niño comenzó a soñar con monstruos que no le dejaban dormir, se despertaba gritando. Luego veía cosas que nadie veía. Los médicos no sabían qué era.
Fue con un sacerdote, que le dijo que "no era una enfermedad de Dios". Le dio la Unción de los Enfermos, poniéndole el sagrado óleo en la cabeza, y desde entonces dejó de soñar con esas cosas y de ver cosas estando despierto. Pero le tiene aversión a los sapos, porque uno de los monstruos que veía tenía forma de sapo.

Esto lo tomé como simple sugestión, probablemente inducida por alguien, que en la mente de un chico de cuatro años puede generar cualquier cosa.

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El asunto viene con una especie de tío político. Andaba metido con una chica a la que dejó por su esposa (en fin...). Una mañana se levanta y ve unas bolsitas con pelos y cosas así en la puerta de entrada de su casa. Lo toma y lo tira lejos, pero dice que "sintió algo".
Como a los tres días, una roncha se le hizo en sus pies y en los brazos, que le ardían y le traían pus. Fue a un médico, que le dio unas pomadas, pero no hacían efecto. El facultativo no sabía a qué venía eso ni cómo había crecido tan rápido.
Al final, este hombre fue al cura del pueblo, que le bendijo y la enfermedad paró de crecer, pero seguía en las zonas donde estaba. El cura le recomendó una vidente, que le dijo que la madre de la chica que él había dejado (todo esto sin conocerle) le había hecho una brujería. Entonces le dijo que dejara los remedios y confiara en ella. Le dio otras indicaciones y la enfermedad empezó a retroceder.
Algo jodido también sufrió su esposa, y también fue curada por esta mujer. Creer o reventar.


Como un antiguo obispo francés que vivió en Canadá cuando era una colonia francesa invadida por ingleses, creo en el poder del demonio, más que nada por lo que el hombre mismo le deja actuar, y en su poder de seducir sobre el contro del cosas que están vedadas a los hombres, por lo menos hasta que alcance el conocimiento para manipularlas. Creo en las cosas que él obra, mediante la libertad del hombre de optar por el mal.

No sé si quería hablar específicamente de esto, pero era un tema que quería hablar con alguien que no encontré, aquí en Corrientes. Pero me encontré con ésto, y quienes creemos en Dios, entendemos que las cosas no suceden de casualidad. Y bueno, descargo mi no-charla fastidiando al resto del planeta, jajajaja.

Dejando de lado tema tan alegre, si hay alguna consecución para el tema, será anécdota de la próxima vez que venga. El domingo (mientras ustedes lean esto) estaré en un lindo viaje hasta Buenos Aires. Que les vaya a todos bien. Y espero que hayan pasado lindo el fin de año.

Diana, Dosto, les respondo sus amables comentarios cuando vuelva que ya se hizo tarde y sospecho que volveré a casa en un remise, jajaja...

Saludo grande, y cuídense mucho.

VIAJES, IDAS, VUELTAS Y SIGNOS DE LOS TIEMPOS


... y qué vueltas que dan las cosas.
A veces se buscan respuestas y a veces se las encuentra.
Y pensaba en las cosas que quería publicar para que se editaran el primero de enero, pero luego me dije: "¿Para qué? No es obligatorio".

Y pensaba ahondar algo que había dejado dicho en lo que publiqué en Navidad, esa idea de lo valioso de la vida.
Hace unos días (llevaba como diez días sin hacerlo) vi en el noticiero la nueva matanza de inocentes en Gaza.

Basta. No importa ya quién tiene la razón.

Si tener la razón implica tener que asesinar al otro, basta. Por ese solo acto, nunca la tendrás.

Se esté del lado que se esté.

El año comienza con el signo de muerte. No es algo positivo, qué le vamos a hacer. Pero esperemos que, alguna buena vez, la cordura, la supuesta racionalidad que es lo que nos distingue de los animales (según Aristóteles) prime, nos haga entender tanto de un lado como de otro que la muerte es una mala opción para cualquier disputa.

Sea la vida de un niño, de una madre, o de un soldado. Todos merecen vivir. Todos merecen la opción de seguir con sus vidas.