domingo, junio 30, 2019

Sobre candidatos, esperanzas en políticos, deidades paganas y eso

Estando a la luz la caída de un gobierno que pensé que se extendería más en el tiempo pero que, si las cosas que uno palpa en la calle son ciertas, elegir un candidato u otro es, como mínimo, anecdótico, pues cualquiera que sea levemente distinto y mejor, bastará para ganar.
Estoy hablando, es claro, de la elección, como la Delegada Divina que ella es (aunque creo que si ella hablara de sí misma diría que es la encarnación de alguna diosa, Diana o Afrodita o algo así) de parte de Cristina Fernández de su compartidor de apellido Alberto como SU candidato a Presidente. Eso es un dedito elector. Y el otro que como buen pusilánime que es, acepta sonriendo ser el elegido de la Gran Electora.
De mi parte, no deja de ser sorprendente. Yo, personalmente, creo que hay personajes mejores, tipos que la han peleado estos años de destrucción de las pocas industrias del país. Si tengo que ser sincero, hasta un Daniel Scioli me parece mejor candidato que el muchacho este al que CFK echó de su gobierno llamándolo traidor, esbirro de Magnetto, y ya no recuerdo qué más. Cosa que el tiempo probó que era verdad, si uno ve la cantidad de horas que calentó sillas de los diversos programas de TN estos años.
Por una parte, tengo el temor que le haya elegido porque, precisamente, como ella dice (cosa que puede ser cierta o no) que si es electa no la van a dejar gobernar, que al ser Alberto Fernández un hombre de Clarín, va a caerle simpático, no sé si a los medios que inventan cosas sobre ella (seamos sinceros, al menos en lo que uno coteja de las pruebas que se presentan, mientras los que en la Justicia la quieren llevar a la horca a CFK lo más sólido que exponen son notas de... Clarín y La Nación, mientras que del lado de la ex presidenta vemos facturas, trabajos hechos, auditorías externas independientes, incluso hechas por gente de Macri o amigos suyos, que dicen que las cosas de las que se la acusa son falsas, cuando se nota que hay hoteles pagados por privados, rutas terminadas en tiempo y forma, y que de los principales contratistas, todos los que están en la lista arriba del acusado principal no se los nombra y mucho menos se los investiga porque son parientes del actual Presidente) pero sí, tal vez, a los votantes independientes que no simpatizan con el kirchnerismo pero que en estos casi cuatro años han aprendido a despreciar al macrismo en igual forma, y entonces de esa manera tiene un camino allanado a la victoria. Aunque seamos sinceros, yo no esperaba que ganara Macri y ganó, cuando con un poco de memoria deberían recordar el juicio por el contrabando de autopartes por el que fue condenado por los jueces y salvado por la Corte automática menemista, pero le votaron igual.
Por otra parte, cualquiera con dos dedos de frente se da cuenta que en el kirchnerismo no hay cuadros políticos. El hijo es el hijo, no será el jugador de PlayStation con que le defenestran pero tampoco tiene ni el volumen político del padre (en todos los sentidos, empezando por el de saber rosquear) ni la capacidad de oratoria egomaníaca de la madre. Larroque no existe. Los que conozco, como creo que dije en un posteo anterior, sólo son hábiles para repetir las frasecitas vacías con que Cristina coronó su fallido segundo mandato, queriendo buscar la Cristina eterna en boca de sus fieles esbirros como Diana Conti (que desapareció del radar), pero incapaces de elaborar ideas propias. Como esperando que la Divina CFK les provea de una nueva frase estúpida ("sintonía fina", "Argentina un país de buena gente", "no se hagan los rulos", "el amor vence al odio" y pelotudeces vacías e idiotas similates) para repetirla como loritos mientras se ríen como bobos (nuevamente, no hablo burlándome, hablo literalmente de una reunión de un peronista -yo- con compañeros y amigos de La Cámpora y Kolina: repetían esas frases y se reían.
Si a Cristina le hubiera intersado que hubieran cuadros políticos, no hubiera tachado de traidores a cualquiera que le planteara una disidencia, como el querido y ex preso político Jorge Taiana. Ahora perdió definitivamente cualquier autoridad que tuviera para hablar de nada, porque eligió al que ella tachó como el máximo traidor como SU candidato a presidente.
Tendrá sus razones. Planeo votarlo simplemente porque hay que bajar a Macri, y hacerlo de la manera más contundente posible, esto es, con la mayor cantidad de votos posibles.
Pero como dice un libro cuyo título, nombre y autor olvidé por completo, un traidor será siempre un traidor. Y de Alberto Fernández no puedo esperar otra cosa que una traición.
Al menos es lo que yo creo.
Espero equivocarme, muy sinceramente.