sábado, mayo 01, 2010

ANIVERSARIO

Nadie que no haya estado de un lado donde no hay lados, entiende de lo que hablo.

Y a su vez, no es más que la comprobación cabal y fehaciente de Aquél en quién uno cree.

Creer que una vida miserable y para nada envidiable por nadie tiene sentido. Para Él la tiene.

¿Por qué será que uno desperdicia mucho de su tiempo buscándole sentido a las cosas? Las cosas tienen sentido en sí mismas. Algo sabio como aceptar lo que nos pasa, aceptarnos con nuestras limitaciones, y si ellas nos molestan, superarlas, incluso humillándonos (porque para muchos de nosotros es una humillación) a pedir ayuda.

Está bien que mis pedidos de ayuda nunca serán explícitos. Nunca diré: "Oye, me estoy ahogando". Emitiré grititos de ahogo. Te haré saber que el agua está sobre mi cabeza.

De todos modos, alguien reflexionaría -y reflexionó-, y con razón, que si haces notar todo esto al otro, y el otro nunca te da un consejo, nunca una palabra con sentido, no sólo un "y, la verdad que debés estar mal, ¿no?". ¡¡Sí lo estoy!!

Sin embargo, mi hermana, Cristina, tiene una mirada distinta. Con sabiduría, me dijo: "No es que no te quieran, es que no todos saben qué decir, y prefieren callar antes que decir algo que te puede molestar o que sea un mal consejo y tú lo sigas".

De mi parte, debo saber que hay mucho amor para sostenerme siendo que yo mismo no perdería tiempo en mí. Aunque lo pierda, de hecho; así de contradictorio soy.

Últimamente tengo cada vez más en claro que no es necesario que uno tenga en claro para qué hace las cosas que hace. También por qué a veces uno siente que algo mayor a uno le hace ir para un lado o para otro, y por qué le hace callar la boca cuando siente que debiera hablar, contenerse cuando debiera explotar. Por qué intenta ser sincero cuando no es lo más conveniente, y por qué ama en silencio.

También me pregunto a quién le importarán estas reflexiones, y siempre me he encontrado con que a alguna persona algún bien le hacía encontrarse con alguien que reflexionara igual.

Como canta Flopa, si la vida es un regalo, no hay que buscar más. Debería adherirme a esta sabiduría, también.

Salud a todos. Felicidad a quienes por h o por b, hace tiempo no veo, sea por decisiones, mutuas, ajenas o propias. Paz a quienes amo y no encuentran un instante donde reposar con tranquilidad. Mi amor sincero a quienes he amado, no importa la categoría en que se inscriban, porque a todos intenté amar sinceramente (y no siempre uno lo logra, esto de las limitaciones humanas que le hacen a uno ser tan poco consecuente con lo que anhela; como dice San Pablo, "no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero").

Todo está ahí. A veces simplemente hay que abandonarse. Abandonarse fue lo que hice, y me tiré a un abismo sin límites. En el fondo de ese abismo, me encontré, recuperé la vida.

Y pese a todo, la vida no deja de ser un momento de alegría, de encuentro, aunque asomen nubarrones, la tormenta parezca destruir todo, la tierra tiemble, el mar se encrespe.

Siempre al final, cuando todo eso pasa, queda un olor a tierra mojada, a la lluvia que ha mojado la hierba. Como dice la chacarera, ese huracán resulta ser un viento que barre el polvo y limpia la casa, refresca el aire, nos hace sentir la alegría de un día más.

Saludos a todos. Gracias por leerme y que estén bien.