miércoles, abril 30, 2014

SOBRE EL SMO Y OTRAS YERBAS

Conversando con una amiga ayer, discutíamos por el tema del SMO (Servicio Militar Obligatorio).

Quienes pintamos canas, y tuvimos que hacerlo, sabemos que era un sistema no sólo injusto, sino que era un período de esclavitud y sometimiento por el cual uno tenía que agachar la cabeza frente al milico que tenías de jefe (dependiendo el lugar donde lo hacías, yo estuve en tres dependencias militares distintas entre enero y marzo de 1989) o te la hacían agachar, salvo que algún milico simpatizara, vaya uno a saber por qué, con uno. Así en marzo me firmaron la baja.

Pero tengo amigos que no tuvieron tanta suerte. Alguno hasta se comió casi dos años de SMO, porque no era de agachar la cabeza y en donde lo destinaron su instructor era un hijo de puta, que lo metió en el cepo más de una vez, lo metió en el hoyo dos o tres veces, lo tuvo incomunicado en una celda por tres meses en la suma de días que lo hizo. Y quizá hubiera seguido así si no hubiera sido porque, harto de los maltratos, un día en que estaban haciendo entrenamiento con armas, él agarra las granadas que eran de él y sus compañeros y se dirige al depósito de guerra, donde estaban los polvorines, más granadas y otro tipo de armas. Su idea era volar todo el arsenal, y de paso, volar el destacamento junto con todos los que estaban ahí (tal era su grado de locura). Lo pararon cuando estaba llegando a la puerta de un balazo en una pierna y otro en el brazo.

Digo, no se tendría que llegar a estos extremos, y esos extremos eran tales que más de una vez colimbas murieron por estos maltratos cotidianos. Que podía ser desde estos maltratos físicos, hasta hacerte comer basura. Lo sé porque cuando estuve en el sur viví una experiencia de este tipo, pero es larga de contar y por ahora la obviaré.

Mi amiga me decía: "Bueno, pero es interesante que alguien lo plantee, y alguien lo discuta, y se arme un intercambio de razones".

Contesto que sí, es saludable, como siempre, la discusión, pero plantear la vuelta del SMO es como pedir que vuelvan los Edictos Policiales, esos que le permitían a la Federal detenerte por portación o por ser pobre, como más de una vez me pasó o le pasó a amigos míos (incluido un fraile franciscano que siempre andaba vestido de civil y en la estación de Once siempre lo paraban para pedirle documentos, porque como buen formoseño que desde chico anduvo al abrigo del sol del trópico, era bien morocho, y por tanto, sospechoso para la Policía Federal).

Estas son ideas, como la de bajar la edad de imputabilidad, que tendrían que salir de los representantes de la derecha, ese rancio espectro que va desde Macri hasta Massa, pasando por Carrió, Sanz, Del Sel, la Sociedad Rural.

Que esto surja de uno de los mayores defensores del kirchnerismo es lo que hace ruido. Ok, cada cual tiene que tener una opinión propia sobre distintas cosas, pero proponer la vuelta a la esclavitud (porque el SMO era eso, perdías tus derechos durante un año a manos de una fuerza que no habías elegido integrar ni por putas), o pedir que metan preso a los chicos que delinquen en lugar de ver qué está fallando en las políticas que se están aplicando que hace que los menores para sobrevivir tengan que delinquir, no parece muy cercano a la ampulosidad con que se rasgan las vestiduras por los DDHH en otras cuestiones. Porque el SMO era un lugar donde había constantes vejaciones a los derechos humanos, cosa que se sintetizó en la muerte del conscripto Omar Carrasco, que hizo que Menem, en una de esas cosas que hizo excelentemente bien, eliminara el Servicio Militar.

Y un espacio que ataca continuamente a Menem (y con verdades irrefutables, salvo los que alaban porque en esa década empezaron algunos a llenarse de guita -y en dólares- gracias a la política económica implementada por Cavallo, Rapanelli, y que es lógico que alaben esos años) por lo que significó para el país, no puede hacer algo (o al menos, dejar que crezca dentro) que hace que se posicione ¡a la derecha de Menem!

O al menos expresar una opinión. Porque como dice el saber popular, el que calla, otorga. Y después nada de quejas de por qué el pueblo vota lo que vota. Cuando se ven incoherencias de este tipo, la gente (como una vez me dijo una vecina de Moreno) vota a un tipo que te va a cagar, incluso diciendo que te caga, porque al menos ya te avisó.

El que se disfraza y habla de empoderar al pueblo y todo eso, pero sacude con una devaluación en el verano a los sectores de menores ingresos, aumenta todas las tarifas, y sobre todo a los que apenas llegan con su sueldo a fin de mes, con la quita de subsidios, que hará que muchos no puedan pagar, sobre todo cuando te dicen que ahorres gas en invierno -justo cuando más se usa por razones estacionarias-, que siempre se persiga y se tenga con la soga al cuello, de parte de organismos como la AFIP, al tipo que labura pero nunca al empresario que se hace rico explotando a los trabajadores y poniendo precios altísimos a sus productos, a la oligarquía campera, que no pone impuestos al juego, que usualmente dice (y entonces ahí estamos en un problema) que nunca les fue mejor a los empresarios que con este gobierno, muestra una careta.

Careta que se nota. Sobre todo porque mientras a los trabajadores de clase baja y clase media baja van a sentir enseguida los aumentos en las tarifas, a los grandes empresarios, que pueden pagar tranquilamente las tarifas reales de los servicios que usan, ESOS SÍ RECIBEN SUBSIDIOS. Esto es, que el tipo que trabaja honestamente y no llega a fin de mes sin aumentar sus deudas, le financia sus ganancias extraordinarias a los grandes señores de la industria.

Mientras esto va a aumentar la masa de quienes pasarán a ser pobres, y los que están en el horno pasarán a ser desclasados. Y así, incrementándose la pobreza y la miseria, habrá quienes encuentren en el delito una forma rápida de paliar por algunos días su profunda soledad y tristeza, ese sentimiento de injusticia y humillación que despiertan ganas de hacer a otros padecer lo mismo que ellos -¿o se piensan que ser pobre es una alegría, que se la puede tapar con musiquita boba -una manera de estupidizar al pueblo, como con el Fútbol Para Tontos, como dicen en el programa de Alfredo Zaiat?

Vamos, hace que ser honesto te haga sentir un estúpido, cuando no debería ser así. Y que a quienes honestamente creen en el proyecto nacional y popular, y trabajan en villas y lugares carenciados, en verdad los están usando. Y lo peor es que ellos jamás creerán esto porque creen sinceramente que los Kirchner fueron honestos (yo, a pesar del aprecio que sentí por Néstor, nunca dejé de afirmar que incrementar tu patrimonio de 7 millones a 83 millones de pesos en diez años -justo cuando estuviste en la presidencia, vos o tu mujer- no es un signo de honestidad, sino de clara y pura corrupción). Y remarco tantas veces la palabras honesto porque de eso se trata todo.

El saber que si los recursos del Estado Nacional hubieran sido usados de forma racional y honestamente, hoy no debería existir la pobreza, todos tendríamos nuestras casas y el país estaría en vías de florecer aún más. Pero es la corrupción intrínseca de quienes se habían pensado alternándose en el poder para mantenerlo (GRAN SEÑAL DE CORRUPCIÓN), que han incrementado su fortuna enormemente (tanto el matrimonio Kirchner, como sus ministros, ¡como su chofer Lázaro Báez!).

Pero bueno, como siempre digo, peor es lo que está enfrente. Aunque últimamente ni siquiera ese consuelo resulta suficiente para justificar la vida del kirchnerismo más allá de diciembre del 2015.

Y como pasa en este país, será otra oportunidad perdida. Quiza la última de mi generación. Quizá quede otra para mi hija o los que hoy son niños.

Gracias por leerme.

Es lo que hay. Mientras tanto... a remarla, pese a todo.

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