viernes, mayo 30, 2008

LA POLÍTICA DEL MIEDO Y OTRAS CUESTIONES

Desde hace un tiempo, con grandes voces, titulares en los diarios, pantallas rojas en los noticieros de TV, y cualquier medio de difusión que existe, ha reaparecido con fuerza (sin haber desaparecido nunca desde la primera vez que eso se instauró) la política del miedo.

Los Gobiernos siempre suelen sembrar esa dicotomía, desde el primero que recuerdo de Menem (peronista) cuando competía con Angeloz (radical) por la presidencia en 1989, alegando el gobernador de La Rioja contra su par cordobés que "soy yo es o es el caos".
El miedo hizo que Ibarra ganara en la segunda vuelta contra Macri en las elecciones de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cuando el presidente de la Nación (peronista) más o menos que dio a entender que votarlo a Macri era facilitar la vuelta de Menem, y que Ibarra iba a recibir todo el apoyo del gobierno mientras que Macri... se vería. Hoy se prueba que no pasa nada según quién esté arriba.

El miedo aparece otra vez cuando, de un lado, acusan a las personas que tienen legítimos reclamos, que no todos lo tienen, de querer hacer un golpe de Estado. Esa palabra es fuerte, máxime cuando se sabe que los militares, más allá de, como dije hace un tiempo, ser siempre la avanzada de la derecha oligárquica y golpista y estar poniendo a prueba por los medios de comunicación y por determinados periodistas afines a ellos, como Mariano Grondona, NO EXISTEN. Una de las pocas cosas buenas que hizo Menem, destruir el poderío militar de las Fuerzas Armadas.

Miedo cuando el consejo nacional de un partido (peronista) dice que "están con nosotros o están contra nosotros". Explicitando, como si no se supiera, que el peronismo es un adalid del pensamiento único (del que esté al mando, aunque el que sigue opine todo lo contrario).

El miedo se quiere imponer cuando a la persona que protesta se la quiere ver de rodillas, humillada, para decirles a los demás "con ustedes, si alzan la voz, será peor".

Las noticias, obvio, son manipulables, y los medios no son ajenos a lo que se quiere sembrar. Porque la noticia puede ser alarmante, terrible, pero ellos la transforman en alarmista, angustiante. Como cuando empiezan a hablar de una corrida bancaria (teniendo en cuenta que este país se ha caracterizado por, continuamente, estafar a los ahorristas que guardaban dinero en los bancos).

El problema es que, desde los grupos terroristas de los 60 y 70, como los Montoneros (peronistas), los paramilitares, como la Triple A (peronistas, fundada por López Rega, superministro de Juan Domingo Perón y María Estela -Isabel- Perón), y finalmente, las Fuerzas Armadas que en el 76 instauraron el Proceso de Reorganización Nacional, que transformaron el miedo en un mal endémico que perdura en la sociedad argentina hasta ahora.

Miedo es falta de libertad, es no tener opciones. Es, en suma, NO TENER DEMOCRACIA. La democracia como tal, en la Argentina, NO EXISTE. Más allá de que estemos gobernados por corruptos y ladrones, que en un país serio (por ejemplo, como NO ES Italia, no en vano un gran porcentaje de su descendencia, llegada en el anterior siglo, es parte de la sangre argentina, en sus costumbres, en sus defectos) serían juzgados realmente hasta las últimas consecuencias.

Porque si se te dice que, si votás a éste, perdés tu trabajo "porque yo te traje", como pasa con los empleados municipales; si se te "disciplina" no dándote los fondos que por ley te correspondan, para que puedas gobernar tu provincia sin problemas, si sos opositor, y pasando por alto cualquier ley si "sos de los amigos"; si cuando se te secuestra, y no sos del partido gobernante (peronista) sabés que nunca te van a encontrar, pero si sos amigo del partido te "secuestran" y volvés sin problemas al poco tiempo; si un docente puede ser asesinado a mansalva y luego su recuerdo y su memoria quedan en la nada: no hay democracia.

Porque, insistimos, democracia es libertad. No hay libertad de elección si sabés que nunca vas a poder elegir a alguien honesto, o si lo hay, porque sabés que no lo van a dejar gobernar y lo van a bajar al poco tiempo, luego de constantes campañas de desgaste con problemas económicos, paros organizados por las centrales de trabajadores (peronistas), mucha prensa importante en contra (porque la corneta a veces apunta en una dirección y a veces en otra, tan "independiente" es), y entonces terminás optando por el que parece menos malo, que finalmente nunca lo es, como pasó con De la Rúa (radical). No hay democracia si tu voto vale la zapatilla derecha que no repartieron en el colegio a tus hijos, diciéndote que si ganan el lunes te la van a alcanzar, y si no, te vas a tener que conformar con la zapatilla izquierda que te dieron. No hay democracia si la cultura es despreciada como de poca o nula importancia, mientras el líder (Perón) gritaba "zapatillas sí, libros no". No hay democracia si una investigación se llena de muertes sospechosas, y la justicia dictamina siempre "suicidio", y finalmente decir: "Oia, no quedaron más testigos, qué lástima, cerremos el caso". No hay democracia sin un Poder Judicial realmente independiente. No hay democracia sin un Poder Legislativo realmente independiente, y no que agache la cabeza cuando desde el Poder Ejecutivo les "sugieren" que voten determinadas leyes. No hay democracia cuando un diputado (peronista y miembro de una organización terrorista en sus años jóvenes) se arroga el derecho de decidir por sobre el voto popular diciendo: "éste no me gusta, rechazamos su incorporación; el pueblo si no nos vota es porque no sabe votar, y es nuestro deber corregirlo".

¿Habrá salida para ésto? ¿Habrá realmente una salida?

Tal vez, si esto que falsamente llamamos "Democracia" se transforma en algo muy distinto al "Demos gracias" de que no nos pase nada (otro efecto del miedo, la sensación de inseguridad, física, económica, laboral, espiritual, etc.). Mientras tanto, es una tarea, para quienes querramos cambiarlo, destinada al fracaso.

Muchas gracias por su lectura y que anden bien

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