viernes, agosto 18, 2006

MIRADAS PARCIALES

Buen dia para todos:
Hoy vuelvo a escribir sobre el consabido tema Israel - Líbano. Pero simplemente para exponer algo que me parece peligroso, por lo que representa dentro de un cierto contexto.
Como algunos sabrán (y otros tratan de tapar) en ciertos sectores sociales y en cierta gente con cierta ideología, la discriminación y el desprecio son aspectos esenciales que, de otro modo, parecería que los mismos no podrían desenvolverse naturalmente.
En este caso, voy a hablar de ese odio solapado, pero siempre latente, que existe hacia las personas de origen judío (sean o no religiosas). Otro día hablaré del desprecio hacia el resto de los iberoamericanos.
Venía yo trotando, a la noche de ayer, por otra calle que habitualmente no transito, y me encontré con un periódico de un conocido partido político de izquierda, que titulaba

UN VIETNAM PARA EL SIONISMO
o la barbarie perpetua


Vaya uno a saber por qué razón, muchos de los intelectuales y políticos de izquierda de nuestras tierras sudamericanas, odian, desprecian, aborrecen al judío. Lo ven como el causante (sic) de todas las desgracias que aquejan a los países de este lado del planeta. No es extraño toparse con alguno que repite (porque cuando se le pide aunque sea nombres, no los sabe) que coca cola, mcdonalds, burger king, etc., están manejadas por judíos, y como son parte del imperio norteamericano, entonces ellos contribuyen a la extensión por el orbe planetario del "cerdo" Bush y sus aliados "sionistas".
Otros se remiten a esa frase que dice que "no hay judíos pobres en Argentina". El problema, me parece, es cuando gente con un nivel de información mayor a la media, como el filósofo judeoargentino Tomás Abraham, dice que es más cierto que la mayoría de los judíos tienen una tienda en Florida (afamada calle porteña, donde los precios de muchos productos son visiblemente más caros que en otros lugares de la misma ciudad) que mendigando.

Y creo que es un problema porque de una forma u otra, se justifica (en el caso de Tomás Abraham, no creo siquiera que sea consciente) el desprecio por el otro por el simple hecho de tener más dinero que uno, o ser de una creencia o una ideología distinta a la de uno. O sea que la pregunta hacia si los judíos tienen más dinero que el resto de los habitantes de este país, debería ser un simple: ¿Y?

En estos días, es a veces hasta llamativa la insistencia en los noticieros, mostrar la masacre perpetuada por las armas israelíes sobre los civiles libaneses. Pero poco se ve sobre los muertos por los ataques de los terroristas en territorio israelí.
Esto es, como siempre ha pasado en este país, los muertos son más valiosos de un lado que del otro, duelen más que del otro, y más: de un lado, del lado que nos cae más simpático, aunque simplemente sea por aquello de "el enemigo de mi enemigo es mi amigo", los civiles muertos son pobres inocentes, los terroristas muertos son patriotas que murieron defendiendo la libertad de su pueblo frente al "avance sionista"; del otro lado, la culpa de morir la tienen los mismos civiles por apoyar la masacre perpetuada contra el país vecino, y los soldados se preparan para eso, para morir.
Y creo que con respecto al lado israelí, ya hice dos post comentando ese tema, así que, aunque me acusen de pertenecer al imperio sionista-norteamericano, sé que ya dejé suficientemente claro ese punto.

Lo horroroso en todo esto es que, para esta gente, la vida no vale nada.
Importa sólo la ideología, y a partir de allí, el otro importa o no importa.
Los muertos son sólo estadísticas que confirman la teoría propia.
Si estás conmigo, valés; si no, la muerte es un buen comienzo.
Si estás conmigo, merecés perdurar en la historia; si no, merecés ser exterminado.

En ese sentido, era patético ver al Sr. Andrés Oppenheimer exultante ante la posible muerte de Fidel Castro. Digamos que yo no soy el principal simpatizante de Castro, pero nunca se me ocurriría festejar su muerte, y si me alegrara, entonces quiere decir, debo reconocer (en principio, yo, y nadie más que yo) que algo está mal en mí.
La racionalidad, creo yo, debe aplicarse precisamente en lo más valioso que tenemos, en lo único que tenemos, cada uno de nosotros, que es la vida. Así como mi vida es única y es hermosa y terrible y feliz y solitaria porque es mía, del mismo modo lo es para cada uno de los entes humanos que componen "los otros", esos seres humanos con quiénes compartimos un mismo tiempo dentro de la historia, pero no el mismo lugar físico.
Esta sola, simple noción, de ser iguales pero distintos, diferentes pero unidos por algo más profundo que la religión, la lengua, el país, la familia, y hasta que un equipo de fútbol xDDDD, debería enseñarnos que todo ser que nace merece ser respetado, y merecería toda nuestra atención, a fin de que siempre sienta la comunidad a su lado.
Pienso en algunas tribus africanas donde la hija o el hijo de alguien no es hija o hijo de una pareja, sino de toda esa tribu. Todos lo consideran parte de su familia.
Es un sueño utópico, lo sé, y sé que es imposible de alcanzar con el grado de atadura que tenemos a las cosas pasajeras, a todo lo que es efímero, a todo lo que siempre ha separado a los hombres, sea política, dinero, historia, lengua, religión, posesiones.

Pero desde acá, solo queda luchar, desde esa integridad que no es completa, y unos ideales que uno no siempre se encuentra dispuesto a jugarse por ellos, y esperar que, sea por el ejemplo o por la razón o porque no quede otra, nos respetemos, no haya muertes absurdas, guerras, atentados, militares, policías, terroristas, soldados, mercenarios. Porque sea legal o no, sea de un lado o del otro, cualquiera que mata es un asesino.
Podrá estar más o menos justificado matar, pero siempre con esa muerte habremos exterminado un millón de posibilidades de cambios. ¿Por qué remitirse a lo malo? Si siempre del otro esperamos lo peor, es obvio que nada cambiará.

Y entonces será tiempo de decir que nuestro destino está sellado. Y estos festivales de destrucción y barbarie serán comunes, aún en aquellos lugares donde parece que nada de esto podrá afectarlos nunca.

Y cuando una especie hace tanto por destruirse, es obvio que, tarde o temprano, lo logrará.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente tu reflexión la comparto en mucho. Te felicito por el blog. Es importante que ganemos espacios para la reflexión y la convocatoria al pensamiento.
Un abrazo
Marcelo Redón

Luis dijo...

¡Gracias, Marcelo! Un placer verte por el blog.

Un abrazo

el gato utópico dijo...

Luis, llegué aquí a través de leer algún comentario tuyo en el blog de Gaby y me pareció que valía la pena venir. Se nota que sos un tipo sensible y eso no es poca cosa por estos días. Con respecto al asunto de los intelectuales sudamericanos frente al estado de Israel, bueno te invito a pasar por mi blog donde se dio una interesante discución sobre el conflicto. Pero sucede que desde hace unos años ya, no hay alternativa... o estás a favor mío en la lucha contra el terrorismo o sino directamente sos mi enemigo... Y los que estamos en el medio? Yo no estoy ni a favor ni en contra. SI estaré siempre en contra de cualquier tipo de terrorismo de estado, para mi el peor de los terrorismos, como el que lleva adelante el gobierno de Israel. Y digo gobierno y no pueblo, si? En estos momentos se están pudriendo en alguna cárcel de Israel varios pilotos de la Fuerza Aerea de Israel por no querer bombardear objetivos civiles en Palestina. Y esos pilotos también son israelíes. Sepamos diferenciar. Con respecto al Sr. Oppenheimer sobre la muerte de Fidel. Que querés que te diga, algún día llegará pero mientras tanto, es el único estadista latinoamericano que supo plantarles cara... "y se acabó la diversión, llegó el Comandante y mandó a parar..." Es y será un ejemplo de dignidad frente al más poderoso de todos los imperios que jamás haya existido. Saludos!