
Año de realización: 2006
Director: David Lynch
Protagonistas: Laura Dern, Justin Theroux, Jeremy Irons, Harry Dean Stanton, Julia Ormond,Piotr Andrzejewski (bajo el alias artístico de Peter Lucas), Naomi Watts, Scott Coffie, Laura Elena Harring, William H. Macy, Mary Steenburgen (y muuuuuchos más, pero estos son, entre los que reconocí y los que leí en la lista de protagonistas al final, los que recuerdo)
Fecha de estreno en Argentina: 13 de septiembre de 2007
DAVID LYNCH Y UNO
Algún conocido siempre me acusa de esnobista por gustarme el cine llamado "raro". El caso es que, salvo en El Camino de los Sueños (Mulholland Dr., en inglés), en que me perdí en dos o tres puntos -y que luego entendí que el problema es ese: su cine es maravilloso, precioso. Entra mucho el "me gusta porque sí", si no, tengo la variante "me gusta porque me gusta :D", y no todo lo que a uno le gusta tiene por qué ser racionalizado- la filmografía de este director no me parece muy difícil de entender.Por lo demás, desde hace tiempo que lo que viene de él a este paisucho uno lo consume. Corazón Salvaje (que repite en Imperio a la protagonista femenina de ésta), Carretera Perdida, Duna, Una Historia Sencilla, El Camino de los Sueños, la serie de TV Twin Peaks.

Lynch no construye relatos coherentes, en el sentido cotidiano o común, para ser más precisos, de la coherencia, donde a un suceso le prosigue su inmediato posterior. Al contrario: como dice la protagonista de Imperio, "no sé qué ocurrió antes ni qué ocurrió después".
Así, con relatos fragmentados, está construyendo sus últimas películas (insisto, las que llegaron acá, ya que Rabbits, Dumbland y Darkened Room nunca se las vio ni en figuritas por Argentina). La coherencia se da en otro nivel, en el nivel de los sueños, donde uno nunca sabe como sabe lo que sabe, ni entiende por qué reconoce lugares donde nunca estuvo, y donde -anoche casualmente tuve un sueño así- uno puede empezar un sueño por el final de lo que luego se mostrará que es la continuación de algo que en el tiempo ocurrirá después.

Esto es, si uno va, como el muchacho que se sentó al lado mío, que fue, hasta donde parece, a consumir pochoclos y beber gaseosas, no va a llegar muy lejos con este tipo de cine -es más, saldrá puteando como salió él diciendo "por fin se terminó esta mierda"- porque requiere atención, analizar, cotejar, dejarse llevar a ese estado inconsciente que nos propone en algunas películas Lynch.
Por lo demás, y atendiendo a esto último, Lynch también tiene un costado pedante (excesivamente pedante, a veces), tanto que a uno le dan ganas de decirle: "Al fin, ¿a quién le ganaste?".
Por último, pero no menos importante, otra característica del cine de Lynch es el plantear preguntas que nunca se responden, y dar respuestas de cosas que no se preguntan.
Y usualmente -cuando musicaliza el maestro Angelo Badalamenti- una banda de sonido exquisita.
DE QUÉ VA EL FILME

Continuamos. A la actriz Nikki Grace (Laura Dern), la protagonista precitada, le llega la oportunidad de interpretar un papel que, aparentemente, la va a consagrar y la va a dejar de una vez para siempre en el Olimpo de las actrices de Hollywood. El director Kingsley Stewart (Jeremy Irons) consiguió un guión que todos califican de muy bueno, y quieren ser parte del filme que derive de él. Y también lo creen original, y ahí se da la primera nota de atención: el guión, como todos habrán sospechado, no es original.
El guión era la base de una película polaca. Pero algo pasó que muchos pensaron que estaba maldito: sus protagonistas murieron, y los actores, supersticiosos al fin, temen en principio un desenlace similar.
Igual aceptan rodar la película, y así como en el filme, un hombre casado y con hijos, Billy Side, se enamora de una mujer casada, Susan Blue, los protagonistas de la película dentro de la película, Devon Berk (Justin Theroux) y la citada Nikki Grace, también en pareja, empiezan a coquetear y a tener una relación.
Luego todo es una mezcla entre la realidad y la ficción, con planos que saltan de una situación de la vida real a otra dentro de la película. Así hasta el irónico final.
¿Y DE LA PELI, QUÉ?
Imperio no me parece una película complicada. Como sucedía en El Camino de los Sueños, hay mucho juego, si aquél onírico, aquí, como dije antes, entre la realidad de los protagonistas y la ficción que protagonizan.El director busca mostrar todo lo que está oculto en muchas partes: en las promesas de estrellato Hollywoodense (aquí retoma la idea expresada en El Camino de los Sueños -remite realmente mucho a ella-, y hasta tres de sus protagonistas principales repiten presencia), los sueños personales que se frustran o se alcanzan, y un director que rueda una película con ciertos condicionamientos (igual que en El Camino de los Sueños).

Lo otro se da en sus propias manifestaciones. Considera a Estados Unidos como una especie de nido de gente inculta, y en Europa viven quienes saben apreciar sus filmes. El tono elitista siempre me da un poco por donde ya saben.
Esto es, vi los mismos telones rojos que había visto tanto en la serie Twin Peaks, como en su conclusión / principio para cine, Twin Peaks: Fuego camina conmigo; ese sonido atronador que tan bien funcionaba en Carretera Perdida o en El Camino de los Sueños, sin contar la trama, que es una copia desfachatada y alargada hasta el extremo de esta última.
También hay cosas que me parecen gratuitas y que no aportan mucho al filme, salvo lo meramente anecdótico de que, habiendo un guión polaco, aparece por ahí un circo polaco con el que se va el marido de la protagonista.
Pero entre sus puntos a favor, están esos conejos (actores disfrazados de conejos, no se espante nadie) que parecen poseedores de un mensaje terrible y sobrenatural, solamente por diálogos que puede ser la charla de dos amigas paradas en la vereda, pero que, envueltos en un desarrollo moroso, con una música que sugiere algo oscuro y terrorífico detrás de una escena cotidiana en el living de una casa cualquiera (una casa cualquiera habitada por conejos), le dan un aspecto aterrador.

Otra, es mostrar la mente y la realidad fragmentada de la protagonista, a través de la fragmentación de la realidad de la protagonista, en la que finalmente uno supone, todo es una muestra de que ella misma no sabe distinguir donde terminan y donde empiezan su vida personal y el set de actuación. Fragmentación que se da cuando empieza a mezclar los problemas que va teniendo como amante en la ficción, de un conocido suyo, con los problemas que se le presentan cuando se hace amante de su compañero de elenco en la la vida real.
Y esos gritos, esos gritos que a veces son de miedo y horror, pero también de descarga catártica.
Por lo demás, a veces se nota demasiado la no existencia de un guión (Lynch mismo lo admite), aunque en cierto punto, dando determinadas respuestas en determinados momentos, uno logra cerrar algún tipo de idea de lo que expresa en alguna de sus líneas Imperio.
Esto es otro punto raro en la filmografia de Lynch. Es como que la mayoría de los misterios que se proponen tiene una cierta respuesta. Y es inusual, porque, como dije, este director suele incurrir más en interrogantes que nunca se resuelven, que en tratar de atar cabos.
No es esta, igual, una opinión cerrada. Cuando pasen los exámenes, tengo la leve sospecha que la veré de nuevo, a ver si, como dicen los Les Luthiers, termino diciendo "... Gran película. Dos veces la vi. La segunda no la entendí".
ACTORES
Como pasaba en Corazón Salvaje, como pasa en la mayoría de las películas donde puso la cara, Laura Dern se lleva las palmas. Creo que si no fuera por ella, la película en algún momento se caería a pedazos (lo mismo puedo decir de El Camino de los Sueños, donde la gran Naomi Watts sostiene hasta límites increíbles la inconsistencia del guión).
Al lado de ella, todos los demás actores son secundarios. El único que mantiene una cierta importancia, es el personaje de ese buen actor que es Justin Theroux, también visto en El Camino de los Sueños y la segunda peli de Los Ángeles de Charlie.
Luego está Jeremy Irons, de quién digo siempre, es un actor desparejo, donde tiene actuaciones muy malas, como en Una vez en la vida (Damage), otras muy buenas, como en Pacto de Amor o en Mi secreto me condena (Reversal of Fortune), y aquí, como que su actuación no es muy creíble que digamos. Es como que nunca termina de entrar en el juego que propone el director.
Peter Lucas, como el marido engañado de Laura Dern, le aporta credibilidad a su papel. Aunque es el suyo un papel muy secundario hacia el final.
También juega un rol relevante Julia Ormond, cada vez mejor actriz, siempre hermosa, pero de una manera que puede serle útil en su futuro, que su belleza serena, sin estridencias, se va acentuando con los años -el lado estético nunca se deja de lado en el séptimo arte; piensen, si no, en cómo una actriz de madera como Kate Beckinsale actúa en tantas pelis, y algunas, hasta buenas películas-. Y como el cine yanqui es muy estético (fíjense lo que le cuesta actuar a una gran actriz como es Kathy Bates), eso, para su futuro, no es para despreciar.
El resto de las apariciones son apariciones diluidas, efímeras, fugaces (la que se lleva las palmas dentro de los actores conocidos y reconocidos del filme, es el locutor que interpreta William H. Macy, que, incluida su voz que aparece más que él mismo, no llega al minuto de actuación), todos siendo como apoyos fuertes o momentáneos o circunstanciales de la protagonista. Mary Steenburgen tiene otra actuación de pocos minutos.
¿Y LA VEMOS O NO LA VEMOS?

Hoy, una persona de quién respeto mucho sus opiniones, me contó que tanto ella como las otras personas con las que fue a ver El Camino de los Sueños, tuvieron pesadillas. Y es para tener en cuenta.
Infidencia mediante, yo usualmente tengo sueños (y no es broma) más oscuros y tenebrosos que cualquiera de los que pergeña David Lynch, por lo que su parte onírica u oscura no me asusta ni me aterroriza, y ni siquiera me plantea dudas, pero tiene a veces unos juegos en sus películas que hicieron decir a la investigadora Delia Doherty, acerca de Carretera perdida (Lost Highway): "si usted fuera la persona que tiene este sueño, el de la película, diría que está a punto de volverse loco".
Digo, no es para cualquiera, aunque tampoco me parece correcto decir que es cine para una elite culta, como insinúa el director en cierta entrevista. Es un director inteligente, con buenas ideas, que a veces, cuando deja acallar a su conocida inteligencia, y deja fluir su lado más inconsciente, crea excelentes películas, como Terciopelo Azul (Blue Velvet), Una historia sencilla (The Straight Story) o Carretera perdida, o con muchos momentos memorables y envolventes, como El camino de los sueños.
De todos modos, como diría Borges, es probable que uno no esté preparado para ver este filme, al menos en su totalidad, en este momento. Pero no dejo de advertir (y de darle la derecha a mi amiga Asokita) que esto es cine-arte, y que a pesar de todas esas objeciones, la peli me gustó y mucho.
Saludos y gracias por leerme