miércoles, septiembre 06, 2006

FUNERAL II

FUNERAL II


Finalmente el joven se suicidó. Como correspondía. Su vida no tenía sentido sin la joven. ¿Para qué prolongar su agonía más?
En su funeral en el mismo cementerio, distintas voces se escucharon:
— Es un idiota. Nadie se suicida por amor.
— Era un romántico. Este mundo no es para él.
— Que gente como él haya tenido la oportunidad de vivir es un desperdicio. ¡Hay tanta gente valiosa que merecería tener la oportunidad que él tuvo!
Y cosas de ese tenor. Entonces J., la joven por la que él había muerto, por compromiso antes que por afecto, apareció, y dijo:
— A mí no me miren. Yo no tengo que ver con este desenlace. Yo no le pedí que se enamorara de mí. Yo no le pedí que atara su vida a la mía. Yo no le pedí que se matara por mí. Si él es tan inútil de no tener una vida propia, de prenderse a mí y no salir adelante por sus propios medios, es un tonto, y que se joda. Si es tan boludo, la culpa es suya, no mía.
Entonces, un hombre apareció, vestido de negro, con un sobretodo oscuro y anteojos de igual tenor, y acotó:
— Sí, es cierto en parte lo que dices. Pero fuiste tú, no él, quién le abrazó y le preguntó, cuando apenas se conocían: "L., ¿qué será de nosotros? ¿Dónde estaremos en unos años?". No es una exclusividad tuya, pero debo decirte que eres de esas personas que suelen abusar de las personas sensibles y solitarias para obtener lo que quieren. Y no fue la única, aunque sí la primera, que usaste formas dulces para obtener algo.
Ella le miró y aceptó su parte de culpa:
— ¿Y qué? ¿Debo hacer algo para redimirme? ¿Arrodillarme ante vos? —y con sonrisa socarrona—. ¿Pedirle disculpas al boludo ese?
El hombre sonrió y le mostró la hoz. Por primera vez en su vida, sintió miedo:
— ¿Qué vas a hacer? ¿Matarme? El idiota ese no se merece tanto.
El hombre permaneció callado, pero en sus ojos algo terrible asomó y ella, de tanto temblar, se le aflojaron las piernas y cayó el suelo.
— Repito, yo no tuve nada que ver. Yo no le pedí que él se enamorara de mí. Yo no le dije que sufriera tanto por mí. Yo no le pedí que transformara su vida en un infierno. Todo lo hizo él sólo, él solo. Por favor, no me toqués. No quiero morir. Yo no merezco esto. Soy inocente. Él único culpable de lo que le pasó a él es suya. Yo no tuve nada que ver. No me matés. No me matés. No me matés.
El hombre meneó la cabeza.
— No, ya lo hice, ya te envié al infierno, pero resultó demasiado débil para ti, aunque dado que él estaba condenado, tenerte allí era una tortura más a su eterno sufrimiento, y eso era bueno, pero él, aún allí, te seguía amando, y pidió que todo volviera atrás. Y bueno, Él le escuchó y todo volvió atrás.
J. se levantó con los ojos llenos de lágrimas y esperanza.
— Entonces… ¿estoy salvada? ¿Me libré de todo? ¿Soy libre? ¿No estoy condenada? ¿Puedo irme tranquila?
El hombre nuevamente sonrió.
— No, no es tan fácil. Te salvaste del infierno, pero no del castigo. Es cierto, él se procuró su propio infierno, pero eso no te libra de tus responsabilidades. Si algo que les distingue a ustedes de otras creaturas, es su solidaridad, es el atender, el preocuparse de los otros. Y había muchas cosas que podías hacer: simplemente hablarle, simplemente escucharle, pero no, te acercabas si necesitabas algo pero nada más, sea desde pedirle algo material o simplemente que te escuchara si estabas mal de ánimo. Luego te ibas y él quedaba cada vez más desolado, en parte reconfortado si podía ayudarte. ¿Pero a ti? No, niña, no te importaba su sufrimiento ni su pena, ni el frío interior que le dejabas en cuanto te distanciabas, ni que temblaba al verte, simplemente al verte.
Ella no entendió.
— ¿Entonces?
— ¿Entonces? Quiero decir que no te alegres tanto de seguir viva. Esquivaste el infierno en mi territorio, pero de mi parte, como que soy el mismo Satanás, te haré padecer el infierno en tu vida. Dios tiene su dominio y yo el mío, y en la libertad con que me ha creado, y en compensación por sacarte de mi Reino, tu vida mortal me pertenece, menos causarte la muerte o dañarte físicamente hasta dejarte inválida. Te daré parte de lo que él tenía en demasía, porque si te diera todo o casi todo, no lo soportarías y te suicidarías, o intentarías hacerlo.
“Sentirás el dolor de los demás como tuyo propio. Nadie te comprenderá, quizá ni tú misma, porque nadie entiende condolerse por el dolor ajeno. Y de esta manera, todos se acercarán cuando estén mal, porque confiarán en eso que emana de ti sin tú misma saberlo, y ellos encontrarán consuelo momentáneo en ti y eso será suficiente en sus miserables vida.
“Tu naturaleza será comprenderlos porque sentirás como ellos, y te dolerá más, porque verás que la salida a muchos problemas es simple, pero como los hombres se aferran a sueños y esperanzas vanas en lugar de aceptar su realidad, y no quieren darse cuenta de que si aceptan eso que es tan simple porque los constituye, porque es parte de su propia ontología, entonces todo será más fácil, para ellos y para quiénes les rodean, sufrirán luchando contra sí mismos, y tú vas a sentirte mal, porque su dolor será parte tuya.
“Él no fue el primero ni será el último, pero contigo haré un lindo experimento. Comprenderás por qué él ha estado contigo, ha tratado de estar cuanto más sola estabas, porque te cuidó como si fueras su propia sangre cuando peor estuviste, como aquella vez que tu pena y tu angustia paralizó por casi un segundo tu corazón, y estuviste a punto de desmayarte y levemente orillaste mis Dominios, y él te trajo simplemente con su cariño. Entenderás, vaya si lo entenderás, cuánto sufría por ti, porque él decía con razón que nadie te había amado, ni te amará, como él lo hacía, porque en su don, maximizado por su afecto y su ternura hacia ti, no podía verte sufrir tanto, injustamente, según sus palabras, y no era necesario que estuvieras cerca suyo para que tu dolor le penetrara a él como el cuchillo ardiente a la manteca. Así, tal vez, aprenderás lo que es preocuparse por el otro realmente, entenderás su dolor y su aflicción. Y tal vez, ahí realmente te redimas”.
— ¡Pero yo no le hice nada, repito! ¿Por qué me tiene que pasar esto a mí?
Por primera vez, Satanás rió con fuerza, y esa risa malévola hizo que ella retrocediera, arrastrándose en el suelo.
— Ay, ay... La verdad que debo agradecerse que los hombres hayan transformado su religión en una escuela como cualquier otra, si no recordarías esa famosa oración, aunque no creas... "... he pecado mucho, de pensamiento, palabra, obra y omisión"... Niña, no hacer el bien que está en nuestras manos también es pecar. ¡Oh, pero no te sientas mal! Es un símbolo de tu época. Muchos caen por ese absurdo razonamiento de "pero yo no hice nada malo"... Así esta humanidad está a punto de colapsar mi territorio, con tanto tontito que cae por no prestar atención al que tiene al lado... "Total, como yo no deseo que le pase eso"... "Si sus padres lo dejan en la calle, la culpa es de ellos"... "Es el Estado el que tendría que preocuparse, no yo"... Sí, colaboran de manera más eficaz para mí que cientos de sectas que dicen que me adoran y tienen más reglas que los benedictinos.
El demonio hizo el amago de irse, pero se volvió lentamente sobre ella.
— Me olvidaba de decirte... Por si te preguntás por qué te envié al infierno aquella vez, por qué ahora estoy contigo explicándote estas cosas. Si bien ha pasado con anterioridad, para que entiendas dentro un lenguaje que te resulte comprensible, alguien ha rezado por ti, y si bien tu tiempo se había terminado justo en este momento (porque supongo que no te habrás dado cuenta que el tiempo está detenido), Él escuchó ese rezo por ti, y decidió darte un tiempo más... Lo cierto, en concreto, es que eras mía, y aún lo eres, por lo que estaré tras tuyo vayas donde vayas. No habrá lugar en este mundo donde puedas esconderte, ni en lo alto en el cielo, ni en lo profundo en el océano, ni en una multitud ni en tus propios pensamientos. Siempre estaré acechándote, y siempre estaré, porque estoy seguro que no lo lograrás, regocijándome de ver cómo caes día tras día en la oscuridad de tu corazón. Es decir, que aunque no me veas, yo sí te veré a ti. Y el que avisa no es traidor, por lo que estás notificada. Y cumplidas estas formalidades, te dejo, que tengo otra gente que atender. Nos veremos... cielo —dijo con sorna, y sin darle tiempo a la joven a decir nada, Satanás desapareció del tiempo y del espacio.
De pronto ella se percató de que el tiempo estaba realmente detenido, justo antes de que todo volviera a ser como antes, y ella se encontró parada y con el eco de sus palabras de autodefensa ante los presentes al funeral. Preguntó si habían visto al hombre que le había hablado, y, obviamente, le contestaron si se estaba volviendo loca o qué, y de golpe, por los gestos, el tono de voz, supo cuánto esas personas la despreciaban, saber como se sabe cuándo un hierro candente nos abrasa la piel, y se fue. Aún no estaba preparada para darse cuenta que ahora todo había cambiado, y que aquél a quién ella despreció y maltrató tanto, ahora estaba en ella, era parte de ella. Y que un largo camino le esperaba.
Pero esa historia... esa historia no se narrará aquí, hasta que el tiempo propicio haya llegado.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial Luis! Un cuento genial.

Gaby dijo...

Cuántos sentimientos en estos relatos!!! Hay bronca, desilusión y amor en las palabras...y vaya qué tres cosas!!!
Siga escribiendo...quiene pasta para eso!!!
Besazos!

Dosto dijo...

Lo mas complicado en una relación es saber qué piensa el otro.
Creo que aquí retrataste muy bien cómo se sentía esta otra persona, luego de no hacerse cargo de los sentimientos despertados en el otro.
Seguiré leyendo. ç
Besotes!!!

Luis dijo...

Gracias, gente :), pero en todo caso estoy más de acuerdo con que es una demostración de odio encubierto xDDDD...
Bueno, parte de eso lo levantaré mañana, donde la susodicha pondrá su voz (una voz con su cadencia, pero reinterpretada por mí, tanto en ideas como en pareceres) y yo pondré la mía, y donde, creo, expondré el quid de la cuestión.

Besos a todas... ¡Bendito entre todas las mujeres! jajaja...

En serio, a todas, gracias por pasar por aquí

Anónimo dijo...

Pues nada, otra mujer más ;) Me uno al comentario general: primero la mataste y ahora la resucitas para que, hablando mal y pronto, se joda lo que le quede de vida. Bien, paso adelante, pero yo preferiría que desapareciera de los cuentos y la enterraras definitivamente en el baúl de los recuerdos...

Anónimo dijo...

Tengo una demanda entre manos que se me está atascando. La tengo ya acabada peor hay un solo detalle colgado, que me está costando depurar, y mientras aquí me tienes, con visitas furtivas a tu blog.
Nunca me ha gustado el odio y menos como punto final entre dos personas. Si lo tuyo simplemente es furia terapéutica, te lo acepto.
¿Sabes? Eres como Goya, cuando las pinturas negras... aunque creo que lo de los cuentos negros para ti es más que una etapa.

Luis dijo...

Tenés toda la razón del mundo, Raquel. Por eso, en varios de los comments que había en otros de los posteos, aclaré que el gran problema soy yo, y que en este momento, la que está cobrando es justo quién menos culpa tiene en eso.
Pero espero en el próximo post (que ya levanto, el cuento está terminado pero creo pertinente una aclaración al principio) aclarar esas cosas.
Yo no la odio y sé que ella no me odia, y bueno, hay personas como Gaby (quién dejó un comentario más adelante, creo que te gustará visitarla), que se levantan de cosas más terribles. Están los que son como yo, que no culpan al mundo de todo lo que les pasa pero a veces descargan sus frustraciones de años en determinadas personas, como pasa a veces, en estas personas que uno quiere tanto y que tanto la quieren.
¿Entendés el por qué de mi negativa personal a entablar una relación con cualquier mujer? Porque tengo una leve certeza de que en la forma en que tomo yo todo, terminaría dañandola aunque no quisiera.
Y eso no puedo permitirlo.

Anónimo dijo...

Pues no, no estoy de acuerdo. Tú, y cualquier persona, puede entablar una relación y no se daña si se quiere a alguien, entendiendo que alguien posesivo, celoso, etc. no quiere de verdad. Pero yo no creo que seas así.
¿Y a mí quien me termina la demanda?

Luis dijo...

jeje... Jodete, eso te pasa por ser una buena, no, perdón, una gran amiga...

Luis dijo...

Bueno, también expreso, creo, que no me tengo demasiada confianza. Y como las personas no son ratas de laboratorio (más allá del respeto que se merecen las pobres ratas; lo uso como expresión), no sé, salvo que Dios baje y me diga que nunca voy a lastimar ni física ni psicológicamente a nadie, no... no... me niego a joder a alguien, si más de un demonio está dentro mío y sólo espera un leve resquicio para salir.

Anónimo dijo...

Anda ya, ¿qué sjgkldgkldfng (por no decir coño) demonio dentro?
No.
Todos podemos dañar, eso está claro. También todos podemos sufrir daño. Sólo que lo primero es más fácil de evitar y no se evita encerrándose en casa.
No sé, creo que tendrías que abrirte más a la vida. Que la vida te ha dado golpes, es cierto. Pero dale otra oportunidad...

Gaby dijo...

Mi querido luis: creo que todos en cualquier circunstacia podemos dañar a alguien , sin quererlo y no podemos vivir aislados del mundo, a modo de conservación.Eso es más dañino que cualquier otra cosa.Lo bueno es poder para y mirarse: sin trampas, con las debilidades que tenemos , con toooooodos los defectos , con todas las marcas que nos dejó la vida y con la camionada de virtudes que te veo... Con toda esa mirada, es necesario capitalizar el dolor y no cristalizarlo, y sacar lo bueno, "a pesar de todo" como cantaba Eladia.Yo sé que sos capaz de tomar distancias y dar lo mejor de vos, todo eso que aprendiste de tando caminar por la vida. Y no es retórica.Son palabras de alguien que ya se siente tu amiga. Besos