lunes, septiembre 25, 2006

SOBRE ALGUNAS COSAS QUE SE VEN, OTRAS QUE SE INTUYEN II

COMO DIJE ANTES, HAY ALGO MÁS... PORQUE EL PROBLEMA NO SON LOS MILITARES


Creo que hay varias cosas que uno podría analizar a este respecto, pero hoy sólo me interesa detenerme en dos.
Por un lado, como siempre digo a cualquiera que me conoce, lo cierto es que los que tienen el verdadero poder, la derecha real, nunca se ha ido del poder. Lo ha estado desde el inicio de este país, y lo va a seguir estando por mucho tiempo, salvo que algo catastrófico pase.
La derecha es quién está detrás de todos esos hechos oscuros que uno nunca se entera, o de los cuales sólo le llegan hechos parciales e incompletos. Desde la sospechosa caída de un helicóptero en algún lugar perdido en Argentina, los golpes económicos, la inflación, la pérdida de derechos de los trabajadores, o atentados ocurridos en venganza a ciertos acercamientos que tuvo el entonces gobierno con Siria, tal como se encuentra en cierto libro del periodista Juan Salinas.
Esa derecha sigue moviendo los hilos políticos e institucionales de nuestra República. Y no nos equivoquemos: así como los militares, esos burdos e inútiles y fatídicos personajes (de quiénes Borges dijo "los militares argentinos sólo sirven para matar compatriotas", en palabras que citó Cortázar en 1984) son el brazo armado, tipos como Hadad, Neustadt, Longobardi, Grondona, Ramos, son los nenes bobos, los que están para el cachetazo cobrando bien y diciendo estupideces, a ver quién se prende. Y son, antes los militares en el poder, ahora los civiles, especialmente los peronistas, quienes cumplen las directivas de esta gente. Y miremos, si no, la bonita imagen que junta al "demonio" Daniel Hadad, junto al "luchador por los derechos de los argentinos" Kirchner. ¿Es esta la muestra de la famosa "transversalidad" de la gente K? ¿O es muestra de lo que siempre algunos dijimos, simplemente mirando lo que nuestro actual presidente había hecho en la provincia donde gobernador, Santa Cruz, que es un tipo de derecha que, viendo que la derecha y la centroderecha estaban con Macri y con Menem, se hizo de izquierda para tener algún grupo significativo mediáticamente, que le asegurara caer simpático frente a los votantes que se guían por esas cosas? Y parece que hasta el momento funciona. Pero creo que él, en el fondo, las consignas de la izquierda, y puedo estar muy equivocado, no le interesa demasiado. Uno quisiera creer que es simple hipocresía, pero en realidad es, otra vez, una vez más, muestra de otras cosas.
Hay algo que escucho seguido desde que trabajo en el Gobierno de la Ciudad que es "los espacios que uno no los ocupa los ocupan otros". Eso es exactamente lo que ocurre con el tema de las posiciones de izquierda (al menos, de esta izquierda argentina, y me atrevería a decir, iberoamericana, que tiene la particularidad, en contrario con la izquierda de EE. UU. y Europa, de ser fuertemente nacionalista), es que gracias a los fantoches que pueblan los partidos de los "zurditos", como decían los militares en alguna época, esa opción política no existe, aunque les moleste a algunos. Y entonces, alguien con cierto caudal -prestado por Duhalde al principio, creo que propio ahora- se apodera de ese espacio y construye su poder político a nivel nacional desde allí -cuando antes ni enterados estábamos que había luchado codo a codo con los revolucionarios setentistas.
Y así nos encontramos con la paradoja de un hombre con políticas de derecha -no la derecha salvaje de Menem, por lo menos desde mi punto de vista, pero de derecha al fin- haciendo un discurso de izquierda. Es como que en algún punto se contradice, ¿no? Y este viaje del presidente a Estados Unidos, con alguien que hasta hace poco era un "enemigo", como Daniel Hadad, integrando la comitiva oficial... da para suspirar, juntarse las manos, morderse los labios, y exclamar mirando hacia arriba "en qué piadosas manos", parafraseando al famoso tema de Chico Novarro.
O más bien, abrir los ojos de una buena vez y decirnos que, por suerte o por desgracia, algunas caretas están empezando a caerse. ¿Por qué por suerte? Porque eso quiere decir que tenemos la oportunidad de ver más claramente quién rige nuestros destinos. ¿Y por qué por desgracia? Porque se sienten tan impunes en este momento, que saben que hagan lo que hagan, mientras la economía siga creciendo (para quién, no sé, porque políticas sociales que tiendan al progreso mucho no se ven -no me animo a decir que no hayan, pero no trascienden demasiado-) los que siguen pensando en sus bolsillos como primera, siguiente y última prioridad los van a seguir votando, así luego el país se venga abajo, como pasó en el 2001.

VOLVIENDO A LOS MILITARES


Lo peor, para mí, son los globos de humo que esta gente tira, y que muchos compran, como el tema de la inseguridad, el "ataque salvaje" que reciben los "pobres" militares que pelearon contra el terrorismo en los 60 y los 70, como puede leerse en ésta página.
¿Y cuál es el problema?
Que, creo, la sociedad argentina (lamento coincidir en ésto con Mariano Grondona) es golpista. Y lo es porque no se ejercita en la reflexión antes de movilizarse. Lo muestra desde algo trivial -antes, ahora parece que dependiera la vida de uno respecto de cómo le va al equipo de fútbol, obviando a los que sólo van a crear bardo y que sospecho que el amor a la camiseta es lo que menos les mueve- como pedir la cabeza (lamentablemente de forma literal, muchas veces) de un director técnico o un dirigente de un equipo, hasta en la caída de De la Rúa. Porque si en verdad le interesa la fortaleza institucional del país por sobre los intereses particulares, no se habría dejado usar tan fácilmente por los peronistas encabezados por Duhalde y compañía, para justificar ese hecho, y luego de golpe y porrazo, una vez que el negocio con el 1 a 1 no era más negocio, terminar con eso y pasar a otra etapa, y joder en el camino a los mismos que habían volteado a De la Rúa pensando que con eso iban a mejorar las cosas.
Pero además, la sociedad argentina es poco solidaria. No hablo porque debería hacer más donaciones a instituciones benéficas o aportar a campañas para inundados. Lo digo porque, así como no piensa en la fortaleza de las instituciones (de hecho, el golpe del 76 tuvo gran apoyo civil, en cuanto consenso de la población), tampoco piensa en si su acción no perjudica a otros.
Recuerdo en este sentido una discusión, allá por el año 92 o 93 (no recuerdo bien), con un tipo al que le dificultábamos el tránsito por Av. Córdoba, que nos decía el clásico y consabido "eh, protesten, pero no jodan a los demás". Uno de mis compañeros de ese entonces, le respondió, inteligente y proféticamente, "protestamos porque este gobierno de mierda está terminando de destruir la educación (destrucción que comenzó con Alfonsín, recordemos, y su querido rector "normalizador" Francisco Delich, uno de los tipos más inútiles, caretas, hipócritas y mentirosos que conocí en mi vida, quién implementó el CBC), y además, vos hoy te quejás porque a vos no te afecta, pero si estos logran su cometido con nosotros, tarde o temprano te va a tocar a vos; y como para ese entonces seguro ya destruyeron la mitad del país sin que vos muevas el culo por nadie, entonces nadie va a quedar para protestar con vos, ni por los que son como vos". Cosa que cuando lo escuché, puro boludo que es uno, no creí que se llegara a tanto, pero eso fue lo que pasó: como la sociedad se molestaba porque le interrumpíamos el tránsito, porque Menem los compraba haciendo que se pudiera viajar a Europa y los Estados Unidos cobrando sueldos irreales acá, así fue que todos, lenta pero sin pausa, perdieron sus derechos. Mientras todo el aparato productivo nacional se caía a pedazos, como muestra éste artículo. Sinceramente, léanlo, porque es muy claro respecto a la evolución (o la caída, mejor dicho) económica de nuestro país entre 1990 y el 2001.
Así es que hoy, por ejemplo, no tenemos fuero laboral en la Ciudad de Buenos Aires, porque se los ha eliminado, y cuando hay juicios de ese tenor hay que ir a los juzgados civiles, que tardan unos dos años en dictar sentencia.
Pero bueno, así es esta sociedad (y no pienso sólo en la sociedad porteña, que tiene lo suyo, sino en la impunidad con que permiten actuar a, por ejemplo, las "fuerzas del orden" en las provincias) que sólo piensa en su ombligo y no en lo que les pasa, o puede pasar, a los demás.
Los militares, si se repasa un poco nuestra historia, siempre ha usado eso en su favor. Gobierno que molesta, gobierno que se voltea, sea con un golpe cívico-militar, como en el 55 o en el 76, sea por un descalabro económico tan pronunciado que parece una broma, como pasó con Alfonsín, o usando no sólo el descontento social sino también los medios, incentivando la salida de un presidente del que todos le toman al pelo como si fueran parte de una orquesta, como por ejemplo Ari Paluch desde El Exprimidor, que cuando cayó De la Rúa lo festejó al aire diciendo que un tipo tan inútil no tenía que seguir más gobernando. ¿O sea que deben debilitarse las instituciones porque a un patotero con micrófono se le ocurre que debe caer un presidente?
Y lo peor es que a nadie parece molestarle, y si protestás, tu protesta queda en el aire. Porque lo que debe escucharse, en determinados momentos, es una sola campana. Y puede pasar en cualquier ámbito.
Siguiendo con esta simple sospecha de que algo terrible se está gestando, y como dice perspicazmente en una respuesta, la blogger Amarah (en comentarios a este post), se incentiva desde el poder algo que está muerto, que está en el pasado, que son las luchas setentistas, no por los ideales que en esas luchas podían expresarse, y con las cuales yo podría en algunas coincidir si no fuera porque de un lado y del otro intentaron imponer su pensamiento en base a la MUERTE del que no pensara como ellos (sean terroristas o militares). Pero se reavivan tan tontamente, que claramente puede, o debería uno, darse cuenta de que son manipulaciones baratas, y que en el fondo están ocultando algo peor.
Y digo que están muertas, porque esas preocupaciones ya no rigen a esta sociedad, que gracias a unos idiotas que mataban por imponer su "república igualitaria" (en la que, por supuesto, ellos serían los Fidel Castro o los miembros del Politburó de la URSS, que gozaban -y aún gozan, los que sobreviven- de todos los beneficios mientras el pueblo, como siempre, se cagaba de hambre), los militares los usaron como una excusa (y hasta tenían infiltrados entre ellos, como alguna vez leí un artículo periodístico, no sé si cierto o no, pero yo lo creo real, de que Firmenich y Vaca Narvaja eran agentes de la CIA, onda Bin Laden, que se inmiscuyeron en los grupos terroristas argentinos para denunciar a sus integrantes, tal como luego, dicen, hicieron en Nicaragua al mezclarse con los sandinistas; si quieren ver algo bastante loco sobre esto, vayan acá). Hoy los desafíos son otros, con esa izquierda terrorista, felizmente sin peso entre los medios, y sobre todo, en la juventud, que más informada hoy, ve los efectos macabros de la muerte como método para llegar al poder. Aunque algunos imbéciles desde el poder traigan a ciertos personajes nefastos a ocupar lugares en el Congreso o como ministros o secretarios del Gabinete Nacional. Pero repito, no tienen peso propio, y cuando Kirchner se aburra de su faz "progre" van a salir como por un tubo.
Son los desafíos de ver si también puede desaparecer esa derecha que viene desfalcando, destrozando, devastando a nuestro país y nuestros compatriotas desde que somos nación, o va a perdurar más. Pero esto creo que va a costar más, porque mientras los ideales de izquierda eran ideales "románticos", es decir, hacer un país más justo para todos (aunque los métodos de terror que usaban, repito, eran equivocados, porque eso quiere decir que una idea vale más que la vida de cualquier persona, y eso es una manera tal vez sutil, pero falsa, de negarle al otro la dignidad debida), eso se acabó cuando se vio que no se puede vivir en ningún lugar donde se necesite trabajar para tener dinero -a menos que se sea de familia acomodada-, y entonces, esos ideales quedan barridos por el pragmatismo. Los que estuvieron en el mayo francés pueden dar una acabada muestra de esto, como se ve en la película "Los Edukadores" (el enlace es a la opinión que escribí en su momento con motivo de ver la peli en Argentina cuando la exhibieron acá).
Parafraseando a Andrés Calamaro, esta parte de la opinión parece decir "no se puede vivir de los ideales". Y eso parece que quieren que pensemos los que nos imponen el actual modelo capitalista, al cual los militares fueron tan funcionales, como brazo armado, como ya dije, de la oligarquía nacional.

Y sin embargo, sin ideales, los hombres no pueden vivir, porque es una vida vacía. Es una lástima que éstos, durante algún tiempo, en algún sector intelectual, manipulado "sin querer queriendo" por los medios que también son funcionales al poder pero de otra manera, a los socialistas y comunistas.
Porque ahora nos imponen una madurez que no nos lleva a nada, que nos empobrece como personas. Y digo que es una lástima que eso haya quedado pegado a una opción política, porque siempre la derecha se aprovecha de ella para probar el "engaño" de vivir acorde a principios que no son los de mercado. Estos principios no son compatibles con el que ansía más dinero para de esa manera, tener más dinero. "El dinero llama al dinero", recuerdo que se decía cuando era chico.

Personas como María Claudia Falcone, Claudio de Acha, Horacio Ungaro, María Clara Ciocchini, Daniel Alberto Racero, Francisco López Muntaner, tenían ideales, luchaban por algo concreto, y era integrar a los más necesitados, dándoles lo que necesitaban, desde comida hasta una mínima educación, sobre todo a los chicos de las villas -leer y escribir no es algo que todos los argentinos sepan hacer, y de ahí en adelante muchas más carencias porque sin eso mínimo indispensable no se puede aprender nada, y solo se sobrevive-.
Terroristas.
Ay, los terroristas.
Cierto que estos chicos, según el artículo de Wikipedia, eran terroristas.
Supongamos que sí.
Supongamos que lo fueron.

Que fueron terribles terroristas que al lado suyo, Bin Laden es un chico con una gomera.
Y ahí aparece la mentalidad de derecha que se nos quiere imponer desde los medios, con gente como Grondona y esos títeres de la derecha. Que el hecho de que alguien infrinja la ley, justifica los secuestros, los asesinatos, las violaciones, las castraciones, las picanas, las desapariciones, los vuelos de la muerte, los simulacros de fusilamientos, los fusilamientos...
Cuando el horror toma el poder, no hay justificación posible. Sobre todo cuando, como a veces recuerda Ernesto Tenembaum, gente como Grondona reproducía libelos nazis durante los gobiernos democráticos de los 70.

Y mientras tanto, nosotros seguimos aquí, sabiendo donde encontrar algo de verdad entre tanta mentira, entre tanto cizaña a un lado y a otro del camino.

Sigue en el próximo posteo. Muchas gracias por leer hasta acá.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Coincido con que no se puede vivir de los ideales (aunque sea una lástima) pero coincido también en que no se puede vivir sin ideales. Recién leí de nuevo “La casa de los espíritus” de Isabel Allende y recién me estremecí de nuevo con las atrocidades del horror cuando llega al poder, y eso ha pasado en Chile, en Argentina, en España y tantos otros sitios y es terrible pensar que, en el siglo XXI, algo así pueda repetirse porque eso implica que no aprendimos nada y que la humanidad debería repetir curso.

Luis dijo...

Querida amiga:
Yo creo que son cosas que siguen pasando, cosas que ahora aparecen pero más escondidas, pero como dice Osvaldo Bayer, historiador argentino, hay asesinatos escondidos, basados en políticas económicas que no buscan el bien común, en mandatarios que rifaron el país y promovieron atentados en el país basándose en acercamientos y traiciones que luego hubo que pagar... aunque lamentablemente eso significó la muerte de más de cien personas, entre la embajada de Israel y la AMIA.
Pero así son estas cosas. Aunque ustedes también lo tuvieron a Felipe González, que a veces me pregunto si no era peor que Aznar, porque al menos de ese tipo sabían qué esperar, pero el otro se hacía el progre, mientras entregaba el país, engordaba su fortuna personal, le habría las puertas a la OTAN... ¡Todo muy bonito!

Un beso, Raquel, y que andes bien