miércoles, julio 26, 2006

NOSOTROS Y LOS OTROS

Antes que nada, una experiencia personal, que tiene que ver con alguno de los relatos expuestos aquí, y hoy es uno de esos días en que me levanto con cierto nivel de cinismo que hace que uno diga ciertas cosas de las cuales después se arrepiente. Pero bueno, siempre es demasiado tarde.

Lo cierto es que uno alguna vez amó a alguien de forma loca, desesperada, enferma. El gran problema es que, en ese estado, uno tiende a ver las cosas tal como le conviene a uno. Y la otra persona, en verdad, ve las cosas como le conviene a ella. Uno no es culpable de amar a alguien que nunca se fijará en nosotros, como decía alguna canción que ahora no recuerdo ni quién la cantaba, pero sí lo es de esperar algo de alguien que no puede dar eso, porque no quiere o porque no puede (acá siempre repito esas poderosas palabras del Indio Solari, "la más hermosa niña del mundo, puede dar sólo lo que tiene para dar").

Y cuando uno se entera de eso, y lo toma no de buenas maneras, descarga toda la culpa que pudiere haber en uno, en el otro.
Y declara entonces que amar a esa persona fue una pérdida de tiempo.
Que fue lo peor que le pasó en la vida.
En verdad, no lo fue. Fue lo que fue, y toda experiencia nos hizo crecer, aprender, de formas tales que el dolor presente tapa todo eso que aprendimos. Pero para eso, debe mediar tiempo entre estas experiencias adquiridas y el momento en que repensemos dichos hechos. Entonces, no, pérdida de tiempo no.

También decimos a veces que el otro es indigno de nosotros. A veces, de formas sutiles, como "Dios ya te va a enviar una buena mujer -¿qué es la chica? ¿mercancía?-", "Hay muchos peces en el mar -como que cualquier cosa nos da mismo y así les va a parejas armadas así-"
¿Qué parámetros usamos para medir eso? ¿Nuestra dignidad? ¿Nuestra manera de ser sinceros? ¿Cómo nos entregamos al otro?

Muchas veces de eso que acusamos a los demás, podemos tranquilamente acusarnos a nosotros mismos. Venía a cuento con los cuentos que vendrán en la entrada siguiente, que cuando los escribí, a alguno de ellos, por alguna experiencia, dije con el mayor de los odios a esa persona que me hacía llorar por ella, por estar tan lejos de mí y todas esas huevadas que uno dice cuando no sabe cómo explicar el despecho que siente, "es una perra, una verdadera perra, una reverenda hija de puta".

No, el problema es que las personas son como son, como dije antes, y pensar, contar (contar de contar, digo, enumerar) cuantas veces nosotros herimos o lastimamos a los demás, puede tornarse un ejercicio tedioso. Pero al tener la mirada siempre sobre una de las partes, y no sobre el todo, perdemos perspectiva. Y por lo tanto... no estaría mal hacerlo, aunque sea para ver nuestra propia falibilidad...

A uno le encantaría que hubiera sido así, que esa chica hubiera sido así, pero ella simplemente actuó como actuó. Quizá ella no nos merecía, pero también es seguro que ella no se merecía a uno.

Tal vez uno crezca alguna vez, y deje de lado esos sentimientos de amor adolescente, y salga para adelante, y aprenda, y no explote por cualquier cosa, ni llore, ni cosas así. Como dice un antiguo dicho oriental: "Si tiene solución, ¿por qué llora? Y si no tiene solución, ¿por qué llora?".

A veces parece que pasamos por esta vida buscando excusas para sentirnos mal, cuando esta cosa llamada vida es única e irrepetible, y lo más importante, es nuestra.

Algún día, aprenderemos a ser nosotros sin necesidad de buscarnos ser a través de los otros, de sentirnos completos sin necesitar compañía, aprobación, fama, dinero.

Tal vez así, nos entregaremos al amor sin restricciones, con amor maduro, sano, real, consciente. Y lloremos por una pérdida, pero no consideremos que ese dolor deba regirnos durante toda nuestra vida.

Saludos a todos, y gracias por leerme :)

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