miércoles, julio 26, 2006

UN ENCUENTRO FUGAZ
DESVIO (ACCIONES IRREPARABLES)

Estos cuentos fueron publicados previamente en Ciao! de España, aunque a algunos -que no me gustaba del todo su forma final- los he modificado. Espero que les guste.



UN ENCUENTRO FUGAZ


Yo era un niño y vos bajabas serenamente de la cima del cerro, impactante delante de un fondo de montañas nevadas. Desde ese inicial mundo blanco (parecías nacer de él), el sendero casi barroso por el rocío matutino te traía hacia mí.

La mañana era fría, y el cielo era de un azul límpido. Yo me quedé en extasis, viendo tu rostro blanco y tu pelo rubio, con chapecas atadas con moños. Yo tendría que haber seguido haciendo mi vida de niño (como vos) pero con ese impudor que sólo posee la inocencia o la desvergüenza más grande, me acerqué y te hablé.
Tus padres estaban acampando sobre la cima (el cerro era bajo y plano), y aunque nos vieron, nada dijeron. Era otro tiempo, un tiempo de confianza que no volverá.

Nos sentamos en el prado, mirando al río seguir tranquilamente su viejo cauce. Me hablaste de tus padres, de tus hermanos, del colegio primario al que habías empezado a ir en aquél otoño. Yo te contaba de mi padre, de mi madre que no vivía ya, del colegio al que iba y que quedaba a cinco leguas de casa, y al que llegaba en un parejero del capataz de la estancia de mi padre.

Movido por un impulso que no sé de donde surgió, crucé el río, pisando las piedras como otras mil veces antes, corté unas margaritas silvestres que había frente nuestro, volví donde ella y se las regalé.

La niña sonrió con ternura infinita y en su sonrisa por primera vez me sentí distinto. "¿Cómo te llamás?", le pregunté. Ella volvió a sonreír y me respondió. Entonces escuché un grito a lo lejos. Carla alzó sus hombros y me dijo: "Me tengo que ir. Pero te voy a dar algo para que te acordés de mí". Y entonces se acercó al río, metió su manito en él, sacó un canto rodado y me lo dio. Luego se despidió y yo la vi irse, y algo que no pude describir desde mi conocimiento de niño me hizo sentir triste. Nunca más, o eso creo, al menos, la volví a ver.

Aún conservo esa piedra y cada vez que la veo o la toco, creo que hay algo en mí aún puro e inmaculado, aunque la vida me ha llevado por otros caminos que los que mi padre, recto y justo, hubiera aprobado. Quizás la sonrisa de esa niña sea lo último que vea, lo último a lo que me aferre antes que la oscuridad total me ciegue para siempre.

DESVÍO (ACCIONES IRREPARABLES)


"Quizá la mejor manera de relacionarnos sea no relacionarnos"

El pasado nos lleva.
Hoy estaba, como siempre, en mi trabajo, cuando te vi. Hacía tal vez uno, dos años que no me cruzaba contigo. Fue lo de siempre. Verte y pensar en todo lo que pasó, en lo unidos que éramos y en esas decisiones que uno toma y que son irreversibles y que uno después lamenta muy tarde.
Te acercaste y me saludaste y como siempre, te correspondí fríamente. Pero sé (me lo dijiste una vez) que si las palabras y los gestos engañan, los ojos no mienten. Y sé que mis ojos te habrán revelado la verdad, que aún te sigo queriendo, que tu existencia le trajo luz a la mía, y que ahora sin ti, todo transcurre en una monotonía salvaje, donde todo son distintas tonalidades de gris, donde todo es como estar caminando por frente del pelotón, esperando que me amarren a un poste y que la descarga de fusilería termine conmigo.


Gracias por leerme. Saludos a todos y que anden bien :-)

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