viernes, mayo 25, 2007

DÍA DE LA PATRIA


Ayer, cosa extraña, me crucé con una chica por ahí y no sé como (en el leve trayecto en que cruzamos palabras) hablamos sobre el amor a la Patria.
Yo le dije lo que cualquiera sabe de mí, que mi amada Patria me duele.
Ella me dijo que también a ella le dolía, y por eso estudiaba lo que estudiaba.

En un encuentro efímero, encuentro una esperanza. Quienes amamos este lugar, nuestra sangre, la sangre de nuestros ancestros, de quienes murieron por darnos la libertad luchando contra ingleses, españoles y franceses, no somos gatos locos, hay otros como nosotros.

Así que en este día tan especial -el Día de la Patria- a esta tierra que tanto amo, a mis compatriotas, a quienes compartimos, más allá de nuestras lógicas diferencias, el amor por este suelo y por quienes viven en él, que creo que cuando pase esta oscuridad que amenaza con no irse, empezaremos a crecer.

No será para nosotros, no será por ahí para nuestros hijos, pero creo que finalmente empezaremos a subir la cuesta.

Porque como dije hace unos días, hay gente que pierde el miedo, que más allá de este gobierno dictatorial, de la oligarquía asesina que está al acecho, de la izquierda asesina que también está al acecho -y algunos hasta en el gobierno, pensemos en Bonasso-, tarde o temprano se hará justicia, porque toda ceguera termina en algún momento...

... y comienza el tiempo de ver la luz.

Feliz Día para todos. Que anden bien

2 comentarios:

Asokita dijo...

Bueno, ya sabes que yo soy un poco Santo Tomás en lo que a creer en intangibles se refiere.
Y si ni me las creo, cuando hablamos de amar ya ni te cuento...
Feliz día de la patria de todas formas y ojalá esos sentimientos sirvan para, como tú dices, acabar haciendo justicia.

Luis dijo...

Asokita:

jajaja... No importa, igual lo importante es lo de más arriba ;)

De todos modos, ya te lo he dicho también, espero que algún día se acabe el concepto de patria como la aquello que uno antepone para sentirte distinto o mejor que alguien.
Al contrario, concibo algún día que los efectos de Babel terminen, que seamos todos uno.

Mientras tanto, ser argentino para mí es mi cultura, mi lengua, y muchas cosas que no entiendo porque están adquiridas. Adquirir conciencia de qué es propio y qué del ethos en el cual uno se forma es difícil, pero salvo en lo que indica que soy, por ser argentino, superior a uruguayos, bolivianos, chilenos, paraguayos y demás pueblos de Iberoamérica... NO CUENTEN CONMIGO.

Por el contrario, soy un enamorado de la cultura de estos países. Y a decir verdad, de cualquier cultura.

Pero el odio y el resentimiento que parecen gobernarnos, hace que uno encuentre diferencias irreconciliables. No es eso para mí. Y no lo es para muchos que conozco.
Pero muchos de nuestros gobernantes atizan esas banderas, las del rencor y las muertes propias, para que no notemos como rifan nuestras vidas todo el tiempo, que se hacen los valientes cuando hacen lo que tienen hacer, sin hacer notar que hace mucho tiempo deberían haberlo hecho (como pasó estos días con el tema de los trenes y la concesión de los mismos), cuando hablan de las ventajas de las empresas extranjeras -que son ciertas y repito siempre, la bonanza europea no existiría si no se aprovecharan de las condiciones de explotación y rapiña que plantean los gobernantes de nuestros países, porque en Europa no tienen casi riqueza natural- pero que esconden, precisamente, el precio usurero a que venden nuestras riquezas naturales los estados locales.

Pero eso no es motivo para odiar a los europeos, ni mucho menos. Sino, de mi parte, por el contrario, hacer notar que las falencias empiezan acá de como andan las cosas. E invitar a que el otro vea lo propio.

Besos, amiga, y que andes bien